Un informe de la CE sugiere que los criterios de sostenibilidad se apliquen a todos los productos forestales, no solo a la bioenergía

Dentro del proceso de revisión de la directiva de energías renovables para adaptarla a las nuevas políticas y ambiciones climáticas de la Unión Europea, está el estudio del Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea (CE) que orienta en torno a los criterios de sostenibilidad a aplicar a la bioenergía de origen forestal. En él deja claro que en la definición de dichos criterios tienen mucho que decir cada Estado miembro acorde con la gestión forestal que lleven a cabo y sugiere que deberían extenderse a otros productos procedentes de los bosques. En España se señalan como problemáticas las plantaciones de eucaliptos.

Fecha: 08-Feb-2021

Tags: ce

El informe del CCI parte de la premisa de que “el uso de biomasa leñosa para la producción de energía en la UE muestra la necesidad de reconocer que la sostenibilidad de la bioenergía sigue siendo un tema complejo, sin respuestas únicas o en una sola dirección”. Sobre todo porque, reconocen, la bioenergía se encuentra en el cruce de las dos principales crisis ambientales del siglo XXI: la climática y la de la biodiversidad.

También reconoce el informe que “la bioenergía forestal tiene el potencial de proporcionar parte de la solución a ambas crisis, pero solo cuando la biomasa se produce de manera sostenible y se utiliza de manera eficiente”. Por eso, sugieren que “se requiere una gobernanza holística para promover una bioeconomía forestal más sostenible en general, por lo que los criterios de sostenibilidad podrían aplicarse a todos los productos forestales consumidos en Europa”.

Una de las demandas de los diferentes sectores en torno a la bioenergía que parece recoger el informe es que, al igual que para producir biocarburantes y algunos biocombustibles sólidos procedentes de bosques o tierras agrarias es obligatorio cumplir con criterios de sostenibilidad, se debería hacer lo mismo con alimentos, muebles, cosméticos o ropa procedentes de los mismos lugares.

“El supuesto de carbono neutral depende de la gestión forestal de cada Estado miembro”
Otras de las cuestiones que aborda el CCI es el recordatorio de que “el marco legislativo de la UE para la sostenibilidad de la bioenergía forestal se basa en las legislaciones forestales nacionales”. Giacomo Grassi, uno de los autores del estudio afirma que “el supuesto de carbono neutral de la bioenergía forestal no se aplica en la UE cuando se considera todo su marco climático y energético, porque el impacto del carbono de cualquier cambio en la gestión forestal o el uso de la madera se refleja en las cuentas climáticas de cada país".

“El riesgo de un uso excesivo de madera por parte de los operadores de bioenergía, que dé lugar a débitos contables forestales y la necesidad de una reducción adicional de las emisiones en otros sectores, puede gestionarse a nivel de los Estados miembros mediante políticas e incentivos nacionales equilibrados”, señala Grassi.

A continuación, vuelven a incidir en que “la gobernanza de la sostenibilidad de la bioenergía se caracteriza por la incertidumbre de las consecuencias, intereses divergentes e informaciones contradictorias con mucho en juego. Otro de los autores, Jacopo Giuntoli, insiste en que “en lugar de sugerir soluciones únicas, nuestro informe apunta a apoyar el proceso político definiendo los límites del problema, mejorando la evidencia disponible y ampliando las opciones para los tomadores de decisiones”

Falta una mejor información
“Para desintoxicar el debate en torno a la evaluación de la sostenibilidad y la gobernanza de la bioenergía forestal, estas diferencias deben reconocerse y discutirse explícitamente. El CCI, como organización situada entre ciencia y política, está bien situado para liderar este esfuerzo”, concluye Giuntoli, pero siempre que se tenga mejor información, ya que la ausencia de esta es uno de los principales obstáculos para acertar con los mejores criterios de sostenibilidad.

“Es de suma importancia mejorar la disponibilidad y la calidad de los datos sobre la economía del sector forestal y el uso energético de la madera en particular, a fin de permitir el análisis necesario para salvaguardar un uso de recursos sostenible y resiliente”, afirma otro de los autores, Ragnar Jonsson. Datos no faltan, pero los científicos afirman que “existen grandes lagunas y no hay una fuente de datos única que proporcione una imagen completa. “La situación podría mejorar potencialmente con informes más armonizados por parte de los países”, apostillan.

Ponen un ejemplo: la cantidad de biomasa leñosa utilizada en la fabricación de productos a base de madera y para la producción de energía excede de la notificada por las fuentes. El análisis del CCI concluye que esta brecha entre el uso realmente informado y las fuentes ascendió a alrededor del veinte por ciento del total en la UE en 2015. Además, aseguran que ese porcentaje “puede atribuirse casi por completo al uso de energía”.

La mayoría de la producción de bioenergía se hace con madera de biomasa leñosa secundaria
Según el informe, el 49 por ciento de la producción de bioenergía procede de madera de biomasa leñosa secundaria, como los subproductos de la industria forestal y la madera recuperada después del consumo; el veinte por ciento es de madera cortada, incluido el monte bajo, el diecisiete por ciento de aclareos forestales y el catorce restante es de origen desconocido.

El trabajo del CCI también recuerda que, a pesar de la señal positiva derivada de la expansión de la superficie forestal en la UE, esta sigue expuesta a procesos de acidificación, eutrofización, plagas o sequías. Por este motivo, ven bien que “se recolecten desechos leñosos finos hasta umbrales establecido localmente, para ser utilizados como energía sin dañar los ecosistemas forestales”.

Sin embargo, desalientan “la remoción de escombros leñosos gruesos, tocones bajos y la conversión de bosques naturales en plantaciones de bioenergía, ya que es perjudicial para la biodiversidad local y no brinda beneficios de mitigación de carbono a corto plazo”. Precisamente, en lo tocante a España, uno de los aspectos más cuestionados es la plantación de eucaliptos y extracción de su madera para producir energía.

Los eucaliptos, señalados
En el apartado de la sostenibilidad de la bioenergía forestal se habla de su impacto tanto en el cambio climático como en la biodiversidad y presentan “una revisión de la literatura que investiga los impactos potenciales sobre la biodiversidad, que podrían verse exacerbados por una demanda creciente de biomasa leñosa para bioenergía”. Uno de ellos tiene que ver con las plantaciones de eucaliptos.

El CCI toma como referencia varios trabajos publicados en la revista científica Forest Ecology and Management por María Calviño y Margarita Rubido, del Departamento de Ecoloxía e Bioloxía Animal de la Universidade de Vigo. Entre las conclusiones de dichos trabajos está que “las plantaciones de eucalipto en España tienen una demanda significativa de agua de los arroyos en comparación con los bosques autóctonos”

Otras conclusiones se refieren a las plantaciones del noroeste de España, que “poseen una menor diversidad de vegetación del sotobosque que los matorrales autóctonos desarrollados como primera sucesión después del abandono de las tierras de cultivo”. El principal productor de energía eléctrica en España con biomasa forestal, Energía y Celulosa (Ence), además de la planta de Greenalia en A Coruña, se abastecen principalmente con madera residual procedente de plantaciones de eucaliptos.