La ONU alerta: la resistencia a los antimicrobianos causará 10 millones de muertes anuales y una crisis económica como la de 2008

El Grupo especial de coordinación interinstitucional sobre la resistencia a los antimicrobianos de las Naciones Unidas (IACG) ha publicado un informe en el que advierte que, si no se toman medidas, las enfermedades resistentes a los medicamentos podrían causar 10 millones de muertes anuales para 2050 y dañar la economía de forma tan grave como ocurrió con la crisis financiera mundial de 2008-2009. Además, en 2030, la resistencia a los antimicrobianos podría sumir hasta 24 millones de personas en la pobreza extrema.

Fecha: 07-May-2019

Por ello, varias organizaciones internacionales han acordado conjuntamente recomendaciones esenciales para combatir las infecciones resistentes a los medicamentos y evitar la elevada cifra anual de muertes. De hecho, el revelador informe pide actuar de forma inmediata, coordinada y a gran escala para evitar una crisis de resistencia a los medicamentos que podría tener consecuencias potencialmente desastrosas.

Actualmente, al menos 700 000 personas mueren cada año debido a enfermedades resistentes a los medicamentos, entre ellas 230 000 que fallecen a causa de tuberculosis multirresistente. Cada vez más enfermedades comunes -como las infecciones de las vías respiratorias, las de transmisión sexual y las de las vías urinarias- resultan intratables; las intervenciones médicas que salvan vidas se están haciendo más inseguras, y nuestros sistemas alimentarios son cada vez más precarios.

El mundo está sufriendo ya las consecuencias económicas y sanitarias de la ineficacia de medicamentos esenciales. Si los países no invierten en todos los niveles de ingresos, las generaciones futuras se enfrentarán a los efectos desastrosos de la resistencia incontrolada a los antimicrobianos.

Reconociendo que la salud humana, animal, ambiental y la salubridad de los alimentos están estrechamente interrelacionadas, el informe pide un enfoque coordinado y multisectorial de "Una salud".

Las recomendaciones que se realizan a los países son:

  1. Priorizar los planes de acción nacionales para ampliar la financiación y las actividades de creación de la capacidad;
  2. Establecer sistemas regulatorios más sólidos y apoyar programas de sensibilización para el uso responsable y prudente de los antimicrobianos por parte de los profesionales de la sanidad humana, animal y vegetal;
  3. Invertir en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para combatir la resistencia a los antimicrobianos;
  4. Abandonar urgentemente el uso de antimicrobianos de importancia esencial como promotores del crecimiento en la agricultura.

"La resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas a las que nos enfrentamos como comunidad mundial. Este informe refleja la profundidad y el alcance de la respuesta necesaria para frenar su aumento y proteger un siglo de progreso en la sanidad", asegura Amina Mohammed, Vicesecretaria General de las Naciones Unidas y Copresidenta del IACG. "Destaca con razón -añade- que no hay tiempo que perder, por lo que insto a todas las partes interesadas a que apliquen sus recomendaciones y se pongan a trabajar con urgencia para proteger a nuestra población y al planeta y asegurar un futuro sostenible para todos".

Las recomendaciones requieren la participación inmediata de todos los sectores, desde los gobiernos y el sector privado hasta la sociedad civil y el mundo académico.

Convocado a petición de los líderes mundiales tras la primera Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Resistencia a los Antimicrobianos en 2016, el grupo de expertos ha reunido a socios de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y profesionales de los sectores de la medicina humana, veterinaria y la sanidad vegetal, así como en los campos de la alimentación humana, piensos, comercio, desarrollo y medio ambiente, con el fin de formular un plan de acción para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos.

Este informe refleja un compromiso renovado de colaboración a nivel mundial por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Las recomendaciones del informe reconocen que los antimicrobianos son fundamentales para salvaguardar la producción, la inocuidad y el comercio de alimentos, así como la salud humana y animal, y promueve claramente un uso responsable en todos los sectores", señala José Graziano da Silva, Director General de la FAO. "Los países -añadió- pueden impulsar sistemas alimentarios y prácticas agrícolas sostenibles que reduzcan el riesgo de la resistencia a los antimicrobianos, trabajando juntos para promover alternativas viables a su uso, tal y como se establece en las recomendaciones del informe".

"La resistencia a los antimicrobianos debe abordarse con urgencia, mediante un enfoque de Una salud que incluya compromisos valientes y a largo plazo por parte de los gobiernos y otras partes interesadas, con el apoyo de las organizaciones internacionales", indicó Monique Eloit, Directora General de la OIE, añadiendo que "este informe demuestra el nivel de compromiso y coordinación que se requerirá a medida que nos enfrentamos a este desafío mundial a la salud pública, la sanidad y el bienestar de los animales, y la seguridad alimentaria. Todos debemos hacer el papel que nos corresponde para garantizar el acceso futuro y la eficacia de estos medicamentos esenciales".

"Estamos en un momento crucial en la lucha para proteger algunos de nuestros medicamentos más esenciales", asegura por su parte Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS y Copresidente del IACG. "Este informe -añadió- hace recomendaciones concretas que podrían salvar miles de vidas cada año".

El documento destaca la necesidad de realizar esfuerzos coordinados e intensivos para superar la resistencia a los antimicrobianos: un obstáculo importante para el logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, incluida la cobertura sanitaria universal, la seguridad e inocuidad alimentarias, los sistemas agrícolas sostenibles y el agua potable y el saneamiento.