La olivicultura como motor económico y social

El informe 'El Alentejo Portugués como referencia internacional en innovación en materia de olivicultura', elaborado por Juan Vilar Consultores Estratégicos y Consulai, tiene como una de sus conclusiones principales que la innovación en olivicultura como fijación poblacional, el desarrollo del Alentejo, ha sido vital para el territorio, ya que, la modernización e innovación agrícola es el mayor incentivo para el desarrollo rural, del mismo modo que, resulta ser el mas efectivo de los remedios para evitar los movimientos migratorios del campo a las ciudades, vía incremento y reparto de riqueza. Igualmente el equilibrio entre modernización, especialización y sostenibilidad en el ámbito agrícola otorga una mayor calidad de vida a los miembros de la comunidad.

Fecha: 16-Oct-2020

Tags: olivicultura

Fuente: Interempresas

Existe una relación directa entre períodos de crecimiento poblacional e intensificación de la agricultura. Según informa la FAO, si las tendencias de crecimiento de la población mundial y del consumo de alimentos se mantienen, para el año 2050 el mundo necesitará un 60% más de alimentos de los que se disponen actualmente. Hay que tener en cuenta que la tierra cultivable es limitada, por lo que para satisfacer dichas necesidades de alimentos la solución pasa por la intensificación agrícola sostenible. Es decir, se deberá producir más con la misma extensión de terreno, utilizar menos insumos y obtener rendimientos superiores.

Para llevarlo a cabo se deben desarrollar estrategias competitivas que conjuguen la rentabilidad y la sostenibilidad ambiental, social y económica. La sociedad, cada vez concede más importancia a los productos y procesos sostenibles.

Un país que lo tiene muy presente, como se ha mencionado anteriormente, es Portugal, según este estudio, referencia internacional en el olivar moderno y más concretamente, la región de Alentejo, inmersos en ese proceso de innovación y poniendo de relieve la compatibilidad de una cultura económicamente rentable, que permite crear valor en el sector y en la región, con la promoción de indicadores de desarrollo ambiental y social, es decir, con un impacto significativo en retención de carbono, prestación de servicios ecosistémicos y asentamiento de la población en el territorio. Además, desde 2010 a 2017, multiplicó por más de cuatro su volumen de negocio en el sector oleícola.

El cultivo del olivo en el Alentejo, se realiza casi en su totalidad en sistemas modernos, con un 82% de olivar moderno y tan sólo un 18% de olivar tradicional. La región ha realizado una importante inversión en sistemas de producción modernos y eficientes que han dado lugar a un importante incremento de la productividad y ha invertido en la instalación de almazaras con la tecnología más desarrollada del mundo, lo que ha permitido mejorar significativamente la calidad de los aceites de oliva, siendo el 95% del aceite obtenido de categorías virgen y virgen extra. Todo esto contribuye, según se referencia en el estudio, a que la rentabilidad de las explotaciones portuguesas esté por encima del 69,96% de los olivares del mundo.

Por otro lado, la modernización de la agricultura está vinculada a un uso más racional de los recursos, que conduce a mejoras en el bienestar de las comunidades, a una gestión más sostenible del medio ambiente, a través de la participación de la investigación en el proceso de producción, promover la experiencia y el conocimiento de los agricultores.

En términos ambientales, la gestión del suelo en el olivar moderno, como la no movilización, el uso de la cubierta vegetal (cultivos de cobertura o vegetación espontánea), la incorporación de residuos de poda, demuestran que son prácticas mitigantes e inclusivas de una estrategia que puede mejorar las propiedades del suelo, disminuir las emisiones de CO2 y aumentar la capacidad del suelo como sumidero de carbono.

El estudio concluye que la innovación en la olivicultura, mediante búsqueda de eficiencia, o diferenciación, viene a confirmar lo que se informa por la FAO en cuanto a que la modernización de la agricultura mejora el asentamiento de la población rural, profesionaliza la mano de obra e industrias afines y potencia la sostenibilidad social, ambiental y económica.