La comunidad científica europea clama una revisión de la legislación comunitaria sobre la edición genómica en cultivos

Fecha: 08-Aug-2019

Coincidiendo con el primer aniversario de la resolución del caso C-528/16 por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), la comunidad científica europea especializada en biología vegetal ha dado a conocer una Declaración Abierta en la que piden a los recién elegidos Parlamento y Comisión Europea que se permita el uso de las nuevas técnicas de edición genómica para lograr así una agricultura más sostenible, en línea con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU.

Detrás de esta discordia, está la técnica de edición de genomas CRISPR-Cas, cuyas desarrolladoras, las investigadoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, recibieron el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el año 2015. La tecnología CRISPR-Cas permite modificar los genes con mucha precisión y facilidad, abriendo un gran abanico de posibilidades de aplicación tanto en el campo de la medicina como en la mejora vegetal. Francisco Juan Martínez Mojica, profesor de la Universidad de Alicante, y descubridor de las secuencias CRISPR en la naturaleza, está entre los firmantes de la Declaración Abierta.

Investigadores de todo el mundo están ya utilizando el sistema CRISPR-Cas para llevar a cabo modificaciones dirigidas en especies de interés agronómico de manera mucho más rápida y eficiente que con las técnicas de mejora convencional, como pueden ser los cruces o la mutagénesis aleatoria. Al igual que con las técnicas convencionales, el objetivo de los investigadores que utilizan CRISPR-Cas es introducir en las especies vegetales mutaciones que confieran características ventajosas, como pueden ser la resistencia a algún patógeno de plantas, a la sequía o una mejora en las características organolépticas del fruto.

“Por otra parte, las técnicas de edición de genomas permiten hacer cambios tan puntuales que las plantas resultantes no se pueden diferenciar de ninguna manera de una planta obtenida mediante técnicas convencionales (como la mayoría que encontramos en el mercado hoy en día), e incluso muchas de las mutaciones introducidas mediante edición se podrían dar de manera natural sin intervención humana, por lo que la legislación actual, que obliga a presentar un método específico para detectarlas, será difícilmente aplicable”, explica José Luis Riechmann, investigador ICREA y Director del CRAG.

Sin embargo, el TJUE, decidió hace un año que las plantas obtenidas mediante edición genómica debían ser consideradas como Organismos Modificados Genéticamente (OMG), y, en consecuencia, pasar por un laborioso y costoso proceso antes de ser aprobadas para su cultivo en Europa.

En la Declaración Abierta que se adjunta a esta noticia, la comunidad científica alza la voz para subrayar que la resolución del TJUE no se ajusta al conocimiento científico actual, y que además frenará el progreso hacía una agricultura más sostenible que utilice menos productos fitosanitarios y que sea más rentable. El hecho de que otros países no consideren las plantas editadas como OMG pondrá además a la agricultura europea en una situación de desventaja.