El Parlamento Europeo con el bienestar animal y de sus ganaderos

Frente a las propuestas radicales de las organizaciones animalistas y supuestamente medioambientalistas, que pululan cada vez más por los medios de comunicación, principalmente online, el Pleno del Parlamento Europeo dio el pasado 16 de febrero una muestra de equilibrio, realismo y sensatez al aprobar por amplia mayoría del 72% de los votos un informe de ejecución sobre “El bienestar de los animales de granja” que convenció incluso a las organizaciones representativas del sector ganadero.

Fecha: 18-Mar-2022

Fuente: Qcom

El documento del ponente francés Jérémy Decerle, del Grupo centrista Renew Europe, fue aprobado ya en octubre de 2021 en la Comisión de Agricultura (Comagri) de la Eurocámara.  Era una prueba clara del equilibrio necesario entre aportar el mayor beneficio posible a la crianza de animales, sin que los ganaderos se viesen minusvalorados o menospreciados por la sociedad a la cual proporcionan alimentos. En otros términos, que la sociedad a la que sirven reconociera a los ganaderos su labor y su capacidad para perseverar en sus esfuerzos de mejora del bienestar de los animales.

De cualquier manera, es obligado advertir que, con la guerra desatada por el ejército de Putin en Ucrania desde finales de febrero, este asunto, incluido entre los objetivos principales de la Estrategia “De la granja a la mesa” de la Comisión Europea, se encuentra ahora mismo en una fase de importancia secundaria, sin que suponga que tenga que dejarse totalmente de lado.

La prioridad en estos momentos en el sector productor ganadero es cómo va a lidiar con un incremento desaforado de precios de las materias primas para alimentación animal en el corto y quizás medio plazo, tras la paralización del suministro de cereales y oleaginosas de los dos países grandes proveedores del Mar Negro, añadido al coste adicional de la energía y de los combustibles.

Si ya, antes de desatarse el conflicto bélico, la situación era bastante complicada, casi un mes después se ha vuelto insoportable, no descartándose de mantenerse aún más en el tiempo una dramática reestructuración en algunos subsectores ganaderos, dada su imposibilidad de trasladar en todo o en buena parte ese aumento de costes de producción a los precios de venta de sus animales o de sus productos.

Probablemente, todo esto haga reflexionar a las instituciones europeas (Comisión Europea, Consejo y Parlamento Europeo) sobre que se ha producido un giro de 180 grados y que lo más urgente ahora es asegurar y primar la seguridad alimentaria y el abastecimiento con garantías mínimas de calidad, cantidad y precio de los alimentos a los ciudadanos, que cualesquiera otras consideraciones, entre ellas también las de apretar un poco más las tuercas en materia de bienestar animal a los ganaderos.

Sin querer obviar esta realidad, algo que es imposible con el parte diario de guerra entre Rusia y Ucrania, y sus consecuencias, hay que indicar que el bienestar animal es una cuestión que siempre ha sido central para los propios productores europeos y españoles.

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Pero si la UE quiere, a la vez, salvaguardar la seguridad de su aprovisionamiento y mejorar su autobastecimiento de carne y productos derivados (leche, huevos…etc.) a sus ciudadanos y, a la vez, aplicar altos estándares de bienestar de los animales de granja tendrá que dar el apoyo económico suficiente a los productores y plena confianza, reconociendo el valor del trabajo que llevan a cabo. Esto es lo que no se ha hecho (o no lo bastante) últimamente, como bien sabe el propio sector ganadero, que cada vez está soportando más trabas reglamentarias y padece hasta cierta desconsideración política y social en el desarrollo de su actividad.

Si alguien cree que puede elevarse el nivel de bienestar de los animales de granja sin contar con los propios ganaderos y su propio bienestar social y económico, está totalmente equivocado. Sin ganaderos (o sin los suficientes) en la UE, los que abastecerán de carne y otros productos derivados a los ciudadanos europeos serán los países terceros (Brasil, Argentina, Tailandia, China...), donde precisamente los aspectos o estándares normativos sobre bienestar animal e incluso sobre cría y sacrificio que aplican poco tienen que ver con los nuestros.

Apoyo y coherencia

El mérito del informe de ejecución aprobado por el Parlamento Europeo sobre el bienestar de los animales de granja es que aporta coherencia y apoyo en distintos niveles para respaldar las iniciativas de los propios productores. Como señala el COPA-Cogeca, ese llamamiento incluye coherencia para aplicar en todos los Estados miembros las normas de bienestar animal, vigentes y futuras, garantizando la igualdad de condiciones dentro del mercado único de la UE. 

También pide coherencia en las exigencias normativas sobre bienestar animal con respecto a la política comercial de la Unión Europea. Esto se traduce simplemente en que, si los ganaderos de la UE hacen todo lo posible por reforzar las normas de bienestar animal, resultará difícil de entender que tales esfuerzos acaben convirtiéndose en una ventaja competitiva para los socios comerciales de países terceros, que envían sus productos a la UE y que cuentan con normas mucho más laxas, apunta con toda lógica el COPA-Cogeca.

Y, en tercer y último lugar, aporta coherencia respecto a la Ciencia. Para esta organización, el bienestar animal es una cuestión compleja y en constante evolución. Por lo tanto, es fundamental que las decisiones que se tomen o se deban adoptar en este ámbito se basen siempre partiendo de pruebas científicas, incluidas en su caso, las evaluaciones de impacto sobre el propio sector productor ganadero, sino también sobre el medio ambiente o, ahora más que nunca, sobre la seguridad de abastecimiento de estos alimentos en la Unión Europea.

No hay que olvidar tampoco que, en virtud de lo que indica el propio Tratado Fundacional de la UE (TFUE), para entendernos que es como la Constitución para España, y los principios de la libre competencia todos los productores comunitarios deberían poder comercializar y vender sus animales en todo el territorio de la UE con total libertad de elección y, además, todos los métodos de producción (extensivos, semi-intensivos, intensivos, ecológicos, integrados…) tienen derecho a existir, eso sí, siempre y cuando cumplan con las estrictas normas de bienestar animal vigentes en la Unión.

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Acaso, ¿es concebible contemplar la mejora del bienestar de los animales de granja al margen del bienestar de los propios productores? Ese es un argumento primordial cuando hacernos referencia a la necesidad de garantizar la coherencia general en este ámbito. No es nada nuevo que el sector defienda que el bienestar animal tiene que ver, sí o sí, con el bienestar de los propios productores y eso tiene que darse el necesario equilibrio.

Como recuerda el COPA-Cogeca, “la UE no debe olvidar que una de sus misiones fundamentales es apoyar a los productores para que estos suministren alimentos seguros, de gran calidad y asequibles, producidos además de manera sostenible a la ciudadanía europea y al mercado mundial.”

Y, al contrario, “los agricultores, ganaderos y sus cooperativas son plenamente conscientes de que la confianza que depositan los consumidores en el sector agroalimentario europeo por su gran valor y calidad depende en buena medida de que se mantengan estrictas normas en materia de salud y bienestar animal.” En otros términos, del mantenimiento del hecho diferencial que en valor añadido y calidad supone la producción agroalimentaria europea respecto a la mayor parte de las producciones que nos llegan desde países terceros.

A buen seguro que, con lo que está cayendo estos días sobre el sector agroalimentario europeo, la Comisión Europea tomará nota y tendrá mucho más en cuenta en sus consideraciones los postulados y planteamientos equilibrados que se desprenden de este informe europarlamentario. 

A la hora de abordar el proceso de revisión de la legislación en materia de bienestar animal en el marco de la Estrategia “De la granja a la mesa” y si quiere lograr cierto éxito, la CE deberá apostar y buscar un equilibrio flexible entre la necesidad de seguridad y competitividad de la producción y de los productores europeos y normas más exigentes sobre bienestar animal.

A favor del foie gras

El informe aprobado por el Parlamento Europeo reconoce que “la producción de foie gras se basa en procedimientos de cría que respetan los criterios de bienestar animal.” El texto aprobado señala que “la fase de engorde de patos y gansos, que dura entre 10 y 12 días de media, con dos comidas diarias, respeta los parámetros biológicos de los animales.”

Asimismo, reconoce que” la producción de foie gras es de carácter extensivo y que se realiza mayoritariamente en explotaciones familiares, y que las aves pasan el 90% de su vida en espacios al aire libre, donde pueden crecer libremente, rodeados de sus congéneres.”

El presidente de Euro Foie Gras, Christophe Barrailh, se mostró satisfecho con el respaldo del Parlamento en pro de este sector y añadió que “se han tenido en cuenta nuestros constantes esfuerzos por mantener nuestras características propias, así como las rigurosas normas de bienestar animal.”

La producción de foie gras cumple todas las normas de bienestar animal de la UE y más, puesto que se acoge a la propia Carta del Sector, aprobada en 2013, y desarrolla indicadores de bienestar animal. Considera esencial señalar que, de acuerdo con los conocimientos y las técnicas disponibles, y a diferencia de lo que se afirma de ciertos productos, no es posible producir foie gras sin alimentación asistida.

La organización Euro Foie Gras y el COPA-Cogeca señalaron que seguirán velando por que las palmípedas grasas se críen en condiciones óptimas, garantizando plenamente su bienestar animal y cumpliendo los requisitos relacionados con los aspectos sanitarios y ofreciendo condiciones óptimas de trabajo a los criadores.