¿Influirá el calentamiento global en la calidad y rendimiento del aceite de oliva?

Un equipo de investigadores de Israel han estudiado los efectos que las altas temperaturas ambientales pueden provocar en los olivos, determinando que un calor intenso reduce la cantidad y la calidad del aceite de oliva y, en última instancia, conducía a una reducción del rendimiento.

Fecha: 30-Jun-2020

Los resultados de este estudio, que han sido recogidos por la publicación especializada estadounidense Olive Oil Times en un artículo firmado por Costas Vasilopoulos, destacan también que una mayor investigación podría desarrollar determinadas variedades de olivo resistentes a las altas temperaturas que asegurarían los cultivos contra el clima cálido no estacional y, sobre todo, contra el previsible cambio climático que afectará a muchas de las zonas de producción de aceite de oliva en los próximos años.

Calentamiento global y aceite de oliva

Aunque el árbol del olivo es conocido por su resistencia a las variaciones climáticas extremas, sin embargo, el calentamiento mundial ha planteado riesgos potencialmente grandes en muchos territorios productores de aceite de oliva de todo el mundo, donde las oleadas alternas de extremos se extienden más allá de las pautas meteorológicas normales para esas zonas. Las temperaturas superiores a lo normal provocan un florecimiento temprano. Los días más fríos pueden congelar las flores y evitar la floración y el desarrollo de los frutos. La productividad disminuye y el rendimiento del aceite de oliva se reduce.

Para probar cómo se comportaban los olivos con un tiempo caluroso, los investigadores colocaron en macetas árboles de cinco años de edad y de cinco variedades diferentes de olivos, en dos lugares: uno con veranos calurosos con temperaturas que a menudo superan los 40 °C, y otro con veranos relativamente suaves con temperaturas de alrededor de 30° C. Las ubicaciones se seleccionaron específicamente, de manera que los árboles experimentaran temperaturas más allá de las fluctuaciones que se producen naturalmente en sus territorios habituales de producción de aceite de oliva.

El experimento abarcó dos temporadas de cosecha y los árboles fueron regados. Cada mes se tomaron muestras de drupas de olivo de los árboles para someterlas a análisis histológicos y fisiológicos y a una evaluación de la acumulación de aceite. Al final de cada temporada se cosechaba un cierto número de drupas de las cinco variedades y se procesaban mediante un sistema centrífugo a escala de laboratorio. Los resultados mostraron que las temperaturas más altas de lo habitual afectaban al crecimiento y al peso de los frutos de las aceitunas, a la acumulación de aceite en los frutos y a la composición del aceite. Se comprobó que los efectos dependían del genotipo y que cada cultivar mostraba diferentes respuestas a los períodos de calor intenso.