Transición a dietas sin óxido de zinc

Con la restricción del uso de antimicrobianos de manera preventiva se abre una nueva etapa en el diseño de dietas postdestete y precebo. La transición a este nuevo escenario debe ser abordada de una manera integral.

Fecha: 11-May-2017

Fuente: 3tres3

Como es sabido, el Committee for Medicinal Products for Veterinary Use (CVMP) en su opinión del 9/12/2016, recomendó la denegación de la concesión de las autorizaciones de comercialización y la retirada de las autorizaciones de comercialización existentes de medicamentos veterinarios que contengan óxido de zinc (ZnO), debido a los problemas medioambientales y de generación de resistencias antimicrobianas. Independientemente de que el uso de ZnO realmente genere problemas medioambientales o de resistencia, la verdad es que el sector se ve abocado a planificar su retirada de las dietas, pues esta opinión fue ratificada por el CVMP en su reunión del 14-16 de marzo de 2017. Una situación similar ocurre con la colistina, antibiótico muy utilizado para el control de diarreas post destete, pero que tras el descubrimiento de la aparición de un mecanismo de resistencia a la misma mediada por el plásmido MCR-1 (Liu et al., 2016), al ser un antibiótico de última línea de defensa en humana, se desaconseja su uso en producción animal.

La presión actual para la reducción del uso de antibióticos en producción animal es tal, que no se plantea una estrategia de sustitución de un antibiótico por otro, sino un nuevo escenario sin uso preventivo de los mismos, con aplicaciones puntuales y concretas cuando realmente se requiera, tras evaluar qué antibiótico es más eficaz para la patología encontrada.

Por ello, se abre una nueva etapa en el diseño de dietas de transición y de precebo, con restricción del uso de antibióticos de manera preventiva. Este problema se acentúa con la clara tendencia al uso de cerdas hiperprolíficas, que aunque conlleva un mayor número de lechones destetados por cerda y año, éstos son más pequeños y menos robustos, y por lo tanto más sensibles a las patologías.

La transición a este nuevo escenario debe tener un enfoque holístico, es decir, va a implicar cambios en diferentes aspectos y debe ser abordado de una manera integral. De manera muy resumida, algunos de los aspectos a desarrollar serán los siguientes.

Mayor y mejor aplicación de programas de vacunación (reproductoras y lechones).
Mejor bioseguridad en las granjas. Mejora de los protocolos de limpieza, desinfección y secado, y cumplimiento estricto del vacío sanitario en las salas de lechones y de cebo.
Restricción a la mezcla de animales diferentes orígenes. Mejora en la planificación y dimensionamiento de las unidades de fase 2 y de cebo para ubicar los animales sin mezclas.
Incremento de los sistemas wean-to-finish, para evitar los problemas de entrada a cebo
Mejora del manejo, con más atención a las necesidades de temperatura y ventilación. Se debe tener en cuenta de que ya no tenemos ningún “seguro” que nos cubra, y que hay que atender a las necesidades de calor tras el destete.
Retraso de la edad del destete de 21-23d, a 28d cuando sea posible. Esto exigirá a su vez un cambio en la planificación de las granjas de reproductoras, y en su manejo, para evitar un excesivo desgaste de la reproductora entre 21-28d, especialmente en cerdas hiperprolíficas.
Calidad del agua. El agua es el nutriente eternamente olvidado, a pesar de ser uno de los factores clave, y que adquirirá mucha más importancia a partir de ahora por dos motivos: i) garantizar su calidad microbiológica y química, para evitar que sea una fuente de patógenos, y ii) como vehículo para suministrar a los animales determinados productos que mejoren la calidad digestiva y prevengan infecciones. La mayor eficacia de la aplicación de productos en agua como curativo (una vez ha surgido el problema), radica en que el animal enfermo no come, pero sí bebe, logrando por tanto que el producto alcance el digestivo del animal de una manera más rápida, eficaz y directa.
Fomentar el consumo de pienso en la lactación y en los primeros días post destete, pero evitando grandes ingestas. Para ello, el diseño y el manejo del pienso será fundamental, ofreciendo pienso fresco varias veces al día.
Desarrollo de sistemas de lactancia artificial, para compensar la incapacidad de la reproductora a sostener la capacidad de crecimiento de los lechones cuando éstos son muy numerosos en una camada.
Dietas más seguras: se abre un nuevo e ingente campo de trabajo, pues el diseño de las dietas hasta la fecha incorporaba en muchas ocasiones antibióticos, y al retirarlos, se deben rediseñar diferentes aspectos, tales como:
Bajar la proteína tanto como se pueda, mediante el uso de los aminoácidos sintéticos disponibles.
Formular en energía neta, posiblemente con unos niveles un poco inferiores a los actuales.
Mejorar la digestibilidad de los ingredientes proteicos, limitando la harina de soja hasta pasados los 11kg.
Garantizar un mínimo de componentes lácteos en la dieta, con aporte de lactosa y proteína láctea.
Limitar el poder buffer al retirar el ZnO, y restringir el CaCO3.
En determinadas circunstancias, uso de materias primas funcionales, tales como el plasma porcino, para asegurar una adecuada ingesta post destete.
Incrementar el tamaño de partícula, ora con dietas en harina, ora mediante la combinación de dietas en harina y pellet.
Incremento de la fibra insoluble, posiblemente con materias primas como la avena, que estimula la tasa de paso del alimento por el digestivo.
Combinaciones de aditivos funcionales, tales como ácidos orgánicos de cadena corta, ácidos grasos de cadena media o sus monoglicéridos, y extractos de plantas para controlar la flora patógena o prebióticos/probióticos para estabilizar la flora microbiana. Asimismo, estos aditivos pueden combinarse entre ellos y con productos para mejorar la fisiología digestiva, tales como el ácido butírico en sus diferentes presentaciones (sales, sales protegidas, monobutirina, tributirina).
En relación a los aditivos funcionales, es muy difícil que un aditivo solo sea capaz de simular el efecto de la adición de antibióticos u ZnO. Por ello, será necesario combinar grupos de aditivos en agua y en pienso, para actuar de manera sinérgica con efectos preventivos y/o curativos. En los próximos años, sin duda se debe generar nueva información sobre la capacidad de estas combinaciones de aditivos para sustituir la actual medicación en las dietas de destete y entrada a cebo.

Pero en definitiva, independientemente de lo que haya de cierto en el ámbito de las resistencias antimicrobianas en relación con su uso en producción animal, estoy convencido de que es posible producir de manera competitiva con menor uso de antibióticos, y que a la larga será positivo para el sector en general.