Por una parte, se trata de la primera fuente de nutrientes para el animal recién nacido, aportándole proteínas, aminoácidos, ácidos grasos, lactosa, vitaminas y minerales, todos ellos necesarios para su normal metabolismo y desarrollo. Además, aporta gran cantidad de compuestos biológicos activos, como son determinadas hormonas, factores de crecimiento, insulina, lactoferrina, etc. Así lo destaca un artículo publicado por la cooperativa Agropal en su página web.

Por otro lado, en su función de defensa frente al medio ambiente al que acaba de llegar el recién nacido, le aporta unas proteínas especiales, llamadas inmunoglobulinas, gamma-globulinas o anticuerpos, cuya función es la de combatir los microorganismos invasores del medio ambiente y neutralizarlos.

Así, se llega a una serie de conclusiones importantes:

La ingestión del calostro es determinante para la supervivencia y salud de nuestros recién nacidos.

El calostro es el mejor ‘tratamiento’ que existe para prevenir casi todas las enfermedades que pueden afectar a nuestros animales en los primeros días de vida.

Es crucial una correcta administración del calostro, tanto en tiempo como en cantidad y calidad, para lo que es fundamental una muy cuidada atención a las madres durante el preparto.