La falta de rentabilidad y el minifundio, principales causas del abandono forestal

Gestión y comercialización agrupadas, para generar un negocio viable y rentable. No existe una única solución para la gestión compartida o comunitaria. Cada realidad socio económica es diferente, y existen soluciones idóneas para cada circunstancia.

Fecha: 09-Nov-2020

Fuente: Interempresas

Experiencias longevas

“Con las Juntas Gestoras, fruto de una reforma en la Ley de Montes en 2003, hoy es posible que un grupo de personas gestione el monte en nombre de todos, pese a la posible existencia de un indeterminado número de copropietarios desconocidos o ausentes La Comunidad es el elemento clave de los Montes de Socios y de las Juntas Gestoras. Frente a un Código Civil que abocaba a la desaparición de los pro indivisos y la cosa común”, asegura Pedro Agustín Medrano Ceña, director técnico de la Asociación Forestal de Soria y portavoz de Montes de Socios.

Con más de 70 Juntas Gestoras constituidas y casi 20.000 personas aglutinadas en torno a las mismas, los escenarios de puesta en valor de los montes están ahí. Con un retorno económico, ecológico y social que todo este movimiento ha supuesto.

“El Pinar de los Belgas es lo que es hoy, con todos sus valores, resultado de casi dos siglos de gestión forestal ordenada y vocación maderera. Es una sociedad con 180 años de vida, ejemplo de gestión forestal sostenible. Necesitamos facilidades administrativas y reconocimiento social de lo que se está haciendo”, afirmó Tomás Sánchez Pellicer, socio fundador y técnico en Agresta S. Coop., quien participó en la jornada en calidad de gestor del Monte Cabeza de Hierro (Los Belgas).

Experiencias recientes

Jorge Manuel Bouzas Tomé, técnico de la Asociación Forestal de Galicia habló en Azpeitia sobre las Sociedades de Fomento Forestal (Sofor), y expuso las acciones que la Asociación Forestal de Galicia (AFG) está llevando a cabo actualmente en unos montes de propiedad privada situados en las proximidades de la aldea de Cuns, en el ayuntamiento de Outes (A Coruña). Una zona del rural gallego, con fuerte pérdida y envejecimiento de la población. Con abandono de actividad agraria y propietarios poco relacionados con actividades del sector primario.

Es un proceso voluntario, motivado por un agudizado minifundismo. El gran hándicap son las desventajas fiscales, ya que la tributación en el caso de una venta de madera resulta mucho mayor dentro de una Sofor.

En Galicia existen una docena de sociedades constituidas y otro tanto en curso de constitución. “Desde la AFG fomentamos que proliferen este tipo de sociedades, les asesoramos y ayudamos a desarrollarse”, concluyó Bouzas.

El excesivo minifundio dificulta una planificación adecuada de las masas forestales. Patricia Gómez Agrela, gerente de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (Cose), presentó a sus colegas el grupo operativo Prominifun, una iniciativa que aborda de frente el problema del minifundio. Su objetivo es la recuperación, puesta en valor y dinamización de las áreas de minifundio en el medio rural.

Con el objetivo principal de estimular la gestión forestal sostenible, desde hace años Cose persigue la creación de estructuras estables de gestión que sean sostenibles en el tiempo. “La gestión del monte genera muchos beneficios a la sociedad, pero es preciso un tamaño adecuado de la unidad o agrupación forestal, y hacer del monte un sector rentable y económicamente interesante para el propietario”, afirmó Patricia Gómez Agrela.

Prominifun ha emprendido la digitalización y diseño de soluciones para la mejora de la gestión en áreas de minifundio. En cooperación con la población del medio rural. La ponente presentó tres ejemplos en curso:

1. Onamio (León). Con la Asociación Forestal de León (Asfole). Quiere mejorar la figura jurídica y su gestión, agrupándose, y comercializar madera.

2. El Maderal (Zamora). Con la Asociación Forestal de Zamora (Asfoza). Quieren crear una agrupación que se ajuste a la situación de los terrenos forestales y a las demandas de sus propietarios, para trabajos de mejora y aprovechamientos de forma conjunta de madera y piñón.

3. Montes de Carcedo (Asturias). Con la Asociación de Propietarios Forestales de Asturias (Profoas). Por iniciativa de los vecinos y el ayuntamiento, solicitaron una concentración parcelaria, evitando el abandono de los terrenos mediante una concentración agroforestal. Quieren dar un paso más. Agrupar la gestión y hacer una venta conjunta de la madera obtenida.

El pasado mes de julio echaba a andar la Mesa de la Propiedad. Un foro abierto de diálogo e intermediación donde exponer inquietudes tanto de carácter económico como técnico, ambiental o social.

Experiencias cercanas

Kepa Pérez Urraza y Juan Goti Elejalde, profesor en el Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la EHU/UPV durante 30 años y gerente de una empresa de gestión de propiedades forestales e inmobiliarias, respectivamente, relataron la singular historia de la constitución, evolución y gestión actual del Patronato Santo Tomás de Olabarrieta, Valle de Zeberio, S.L., en Vizcaya. Una fórmula de custodia agrupada que ha sumado importantes logros en los últimos 15 años. Un legado histórico muy interesante, con 650 años de vida. Con tres fechas señaladas: Constitución del Patronato, con ocasión de la fundación de la villa Miravalles (1375), Inscripción del Patronato en el Registro de la Propiedad a nombre de 81 miembros (1882) y reconversión del condominio proindiviso en Comunidad de Bienes y, posterior y parcialmente, en Sociedad Limitada (2005).

Los ponentes observan falta de apoyo institucional ni subvenciones para los procesos de actualización y legalización de la propiedad, así como poca colaboración de los registros de la propiedad. “La propiedad en manos de un colectivo tan grande (en torno a 250 personas detentan la titularidad de 81 participaciones) genera una situación de desafección y pérdida de interés por parte de muchos socios de la sociedad. Urge culminar el proceso de inscripción de la propiedad transmitida en el acto de aportación a la sociedad”, concluyó el ponente.

Mikel Mari Karrera Egialde, profesor titular de Universidad del Departamento de Derecho Civil de la UPV/EHU, habló sobre las sociedades de gestión forestal de Elduayen, en el valle del Leizarán.

Montes vecinales históricamente desde que se constituyeron en villa independiente Elduayen y Berastegui, allá en el siglo XVII. Y deciden crear un órgano de gestión común que se encargaba de gestionar y explotar todo el valle del Leizarán.

En el siglo XXI, las nuevas generaciones tienen menor arraigo con la tierra y con las actividades forestales, generando una desidia generalizada. Afortunadamente, se mantiene una gestión básica en el valle del Leizarán. Y se ha encauzado el futuro; transformando las sociedades de capital de sociedad anónima a sociedades de responsabilidad limitada, que es una figura más apropiada para la gestión en la actualidad. Aclarando la situación jurídica de los partícipes.

El ponente propone a los legisladores soluciones para concentrar el territorio, agrupar personas y conservar agrupaciones. “Puede y debe haber una política de concentración parcelaria. No podemos seguir tratando de gestionar minifundios”, concluyó Mikel Mari Karrera.

La Asociación Forestal de Navarra (Foresna-Zurgaia) colabora con 50 ayuntamientos, 250 propietarios privados, tres Juntas de Valle y 4 agrupaciones de propietarios forestales.

“Los propietarios forestales privados son mayores. Los herederos tienen un desconocimiento de la propiedad forestal y su gestión. Nos corresponde a técnicos y asociaciones educarlos, estar en el territorio e informarles sobre normativa, certificación, etc. La propiedad es pequeña. Hagamos agrupaciones, buscando sinergias y puntos de unión con los demás”, introdujo Juan Miguel Villarroel, gerente de la asociación.

Foresna-Zurgaia comenzó a hacer agrupaciones forestales en el Pirineo navarro en 2005, con el proyecto SilvaPir. Gracias a las cuales se ha podido hacer planes técnicos de gestión, con el apoyo del Gobierno de Navarra. No todas llevan el mismo ritmo ni la misma dinámica, no en todas se hacen las cosas igual de bien, pero indudablemente facilitan la gestión.

“La gestión conjunta reduce los costes de transacción y mejora la coherencia de las actuaciones a escala paisaje”, observa Eduardo Montero, técnico de Foresna-Zurgaia y responsable de las agrupaciones forestales en Navarra.

Según los representantes de Foresna-Zurgaia, la gestión debe adecuarse a la idiosincrasia local. “No hay que ser muy ambiciosos en conseguir un modelo de gestión determinado, sino comenzar a gestionar. Simplificando las figuras jurídicas, posibilitando la toma de decisiones de los miembros y flexibilizando los planteamientos técnicos”, opinan.

A su juicio, aspectos vitales de la continuidad de una agrupación son la transparencia y la confianza. “El conocimiento del monte a través de la gestión y el relevo generacional juegan a nuestro favor para avanzar hacia figuras más complejas de colaboración”.

“La unión hace la fuerza, y debería facilitar una gestión más dinámica. El coste de no hacer nada es mucho más alto que el de actuar”, concluyó Juan Miguel Villarroel.