El Departamento de Protección Vegetal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) ha organizado una jornada técnica en formato webinar en la que se han abordado algunos de los temas relacionados con la sanidad vegetal que se están investigando en nuestro país actualmente.

El evento ha contado con una elevada participación de asistentes, en su gran mayoría investigadores, agricultores, técnicos y docentes implicados en el sector agrario. La sesión ha contado con expertos que han tratado temas específicos que afectan tanto a cultivos herbáceos como a frutícolas y hortícolas en diversas zonas de España.

La jornada ha comenzado con la ponencia introductoria de Emilio Gil, profesor de la UPC, en calidad de nuevo presidente de AESaVe (Asociación Española de Sanidad Vegetal). En su intervención ha destacado "la importancia de la investigación, la transferencia y la formación en el ámbito de la protección de cultivos", al tiempo que ha señalado la necesidad de "hacer viable la agricultura en los próximos años mediante la mejora de la sanidad vegetal".

Tras la ponencia de Emilio Gil ha sido el turno para otro gran conocedor y divulgador en esta materia como es el profesor Jordi Recasens, de la UdL. Recasens ha basado su charla en el concepto de la transdisciplinariedad en la investigación aplicada a la sanidad vegetal. Entre las ideas que promueve este nuevo enfoque, destaca la interacción creciente entre ciencia y sociedad y la necesidad de impulsar proyectos e iniciativas de investigación que surjan desde los propios técnicos, investigadores e incluso agricultores hacia las instituciones, un modelo conocido como bottom-up. 

A la conclusión de esta ponencia se ha comentado la posibilidad de que en España puedan ponerse en marcha iniciativas para investigar sobre problemas concretos y que estén financiadas por los propios agricultores. En este sentido, Jordi Recasens ha defendido esta idea y ha puesto como ejemplo los proyectos de investigación sobre la resistencia de determinadas malas hierbas que habrían financiado grupos de agricultores en Australia. 

La agricultura digital y su papel en la protección de cultivos, la resistencia a herbicidas de malas hierbas en cereal detectada en varias CC AA, el problema del teosinte en maíz y el riesgo que supone su hibridación con las variedades transgénicas que se cultivan en el valle del Ebro, fueron solo algunos de los interesantes temas que se trataron durante la jornada organizada por el INIA.

De entre todas las intervenciones cabe destacar la de Narash Magan, investigador de la Universidad de Cranfield. En su disertación expuso la alteración que ya está suponiendo el aumento de las temperaturas sobre la dinámica de las plagas a nivel mundial. La mayor temperatura media está provocando el desplazamiento de algunas de estas plagas hacia los polos Norte y Sur, a un ritmo de 5 kilómetros por año, lo que podría alterar la biodiversidad en muchas zonas del planeta.

Otra de las ideas que transmitió Magan fue la resistencia de los cultivos ante la alteración de los factores abióticos que estaría provocando el cambio climático. En concreto, según la información que aportó, el trigo podría perder hasta un 20% de su productividad en base a un ensayo de 5 años en el que se experimentó con un aumento de 4ºC en la temperatura media y 700 ppm de CO2. En el caso del maíz, se espera que las necesidades de riego aumenten en los próximos años y se produzcan descensos en el rendimiento medio entre el 5 y el 10%.

No obstante este experto recordó que las malas hierbas representan el 45% de la problemática asociada a la sanidad vegetal de los cultivos en todo el mundo.