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Marta García

26/05/12

Hallan microalgas que devoran contaminantes

El profundo universo de las algas y sus prolíficas virtudes son el objeto de estudio de un grupo de investigadores que no ha parado de sumergirse, desde hace cinco años, en los secretos de este singular organismo. Ahora descubrieron lo que puede hacer la diminuta Chlorella vulgaris, una variedad propia de aguas dulces.

Este espécimen verde, de forma esférica, mide entre 2 y 10 micras (milésimas de milímetro) y tiene una capacidad enorme para atraer grasas y aceites inmersos en aguas residuales. Para el caso del estudio, se utilizaron las aguas procedentes de una empresa de cebos, que son tratadas con diferentes técnicas físico–químicas para luego devolverlas al medio.

Esta microalga se halla en ríos, lagos, humedales e incluso en suelos húmedos. Una de las razones para utilizarla es su fácil adaptación y supervivencia en fuentes hídricas con altos grados de contaminación. Además, tiene la capacidad de consumir materia orgánica.

El biólogo Luis Carlos Montenegro y el ingeniero químico Rubén Darío Godoy, de la Universidad Nacional de Colombia, y Alejandro Herrera, ingeniero químico de la Universidad de América, pudieron comprobar en el Laboratorio de Cultivos de Algas que, en un litro de agua con cebo, las microalgas “devoran” entre el 20% y el 30% de este.

En primer lugar, se tuvieron que identificar las condiciones adecuadas para su cultivo. Luego se efectuó la toma de muestras y su caracterización (demanda química de oxígeno –DQO–, oxígeno disuelto, aceites, grasas y pH) antes del tratamiento.

Posteriormente, se llevaron a cabo experimentos que incluyeron dos factores: disolución de grasas y pretratamiento. Gracias a estos, se determinó qué concentración máxima de materia oleaginosa podían degradar las algas y si estas trabajan mejor solas o en compañía de otros microorganismos.

“Introdujimos las algas en botellas llenas de agua cargada de grasa, con buenas condiciones de luz y temperatura; esperamos ocho días y observamos que el contenido de cebo disminuía ostensiblemente”, recuerda Montenegro, experto en esta variedad de seres vivos que, aunque parecen plantas, no lo son.

El estudio determinó que la unión de microalgas y microorganismos (como bacterias y hongos) redunda en una remoción de contaminantes orgánicos más eficiente. Según el biólogo, la microalga se encarga de hacer fotosíntesis y producir oxígeno, el cual es consumido por otras bacterias que también degradan la materia orgánica presente en estos desechos.

De esta manera, la disminución de la demanda química de oxígeno, para estos tratamientos, se registró entre el 35% y el 76%, con respecto al comienzo del proceso: “Una medición que muestra la reducción de materia orgánica presente en los líquidos contaminados”.

En cuanto a las grasas y aceites, estos se reducen hasta 80%. Y, adicionalmente, se presenta una oxigenación hasta diez veces mayor que al comienzo de estos procedimientos.

Complemento estratégico

Los científicos destacan que trabajar con C. vulgaris tiene ventajas enormes para la preservación del medioambiente, así como para las compañías colombianas que producen desechos, pues su utilización abaratará los costos de tratamiento por el hecho de ser un organismo de fácil consecución y aplicación.

Los expertos aseguran que, en la actualidad, las técnicas para tratar el agua no son del todo eficientes, porque son sistemas muy básicos que dejan contaminantes; por ejemplo, las lagunas de sedimentación y oxidación no tienen la capacidad de disminuir las concentraciones de materia orgánica y metales pesados (cromo, cadmio, plomo).

El profesor Montenegro aclara que el tratamiento desarrollado por la UN complementará los usados comúnmente por las empresas para refinar la purificación del agua. Consistiría en la instalación de una piscina tratada con microalgas y microorganismos. Lo más interesante es que este método se adaptaría a municipios y veredas con plantas de tratamiento deficientes o inexistentes.

“En estos lugares las aguas residuales están contaminadas principalmente con materia orgánica. Es un proceso extremadamente económico y fácil de llevar a cabo, para liberar agua más limpia a los ríos”, asegura.

Potencial

La rica biodiversidad con la que cuenta Colombia incluye a las fuentes hídricas, cuya oferta superficial alcanza los 71.800 m3 al año, a ella se suman las reservas de aguas subterráneas, que se extienden por 5.848 km2. Estos lugares pueden constituirse en el hábitat de la benéfica Chlorella vulgaris.

Se estima, además, que la demanda hídrica total en el país es de 35.877 mm2 anuales, de los cuales el 54% va al sector agrícola; el 19%, al sector energético; el 7%, a la actividad doméstica; el 7%, a la acuícola; el 6%, a la pecuaria; el 4%, a la industrial; y el 1,4%, al sector de servicios. Dichas esferas necesitan métodos de descontaminación de las aguas.

Tras el proceso de absorción del material residual, las micro-algas no sufren daño, ya que permanecen vivas. De manera que existe la posibilidad de reutilizarlas en la producción de combustibles, pigmentos, antioxidantes (para evitar enfermedades) y alimento para peces. ¡Unas pequeñas pero efectivas máquinas naturales!