El cerezo

El cerezo es un árbol rústico que en nuestra región crece espontáneamente en diversos lugares y, a pesar de tener una floración relativamente temprana, produce con regularidad prácticamente todos los años. Como el resto de los frutales de hueso, su reproducción natural es mediante la semilla que contiene el propio hueso, lo que produce árboles francos distintos entre sí. Pero en fruticultura convencional sistemáticamente se multiplica por los denominados métodos vegetativos, generalmente mediante injerto.

Fecha: 15-May-2018

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Fuente: Aragón Agrario

Igual que en la mayoría de frutales, los plantones utilizados están compuestos de dos partes claramente diferenciadas: el patrón o portainjertos y la variedad, aportando el patrón el sistema radicular y la variedad la parte aérea del árbol.

El patrón, por lo tanto, habrá que elegirlo en función del suelo donde se vaya a plantar adaptándose mejor unos u otros según el terreno sea calizo, silíceo, etc. Además, los patrones ejercen una gran influencia en la variedad injertada, induciendo variación en distintas cualidades como vigor de vegetación, productividad, calidad de la fruta, precocidad, etc.

Entre los patrones de cerezo se encuentran los que son variedades del mismo (prunus avium), guindo (prunus cesarus), ciruelo japonés (prunus cerasifera), y cruces específicos entre ellos. Actualmente, los más extendidos en nuestra región son Santa Lucía (selección SL-64), ADARA y Mariland, aunque existen otros muchos como Maxma-14, Colt, Mahaleb, Pontaleb, Pontavium, o las series Gisela, Piku, Krims, etc.

En cuanto a variedades en la especie, en los últimos 20 años, se ha producido un gran desarrollo tecnológico habiéndose ampliado mucho los calendarios de recolección tanto con variedades tempranas como tardías. Así, en los años 90 la variedad Burlat era considerada de las más tempranas, sin embargo hoy hay variedades como Rita o Early Bigi que maduran unos 10 o 15 días antes. Lo mismo sucede con el final de temporada, existiendo variedades como Sweetheart, Symphony o Alex que maduran 40-45 días después de Burlat. Entre medio hay un elevado número de variedades como Frisco, Santina, Black Star, Sonata, Kordia, Selah, etc.

Además, la mejora genética también ha conseguido otros objetivos, como elevar la productividad, facilitar el manejo del árbol en cuanto a conducción y poda, acortar el periodo de entrada en producción del árbol, resistencia a plagas y enfermedades o floraciones tardías para eliminar el riesgo de heladas; pero, sobre todo, se ha mejorado la calidad de los frutos. Así, cuando hace años calibres de cereza 22-24 mm. eran apreciados por el mercado, hoy se demandan calibres superiores (26 mm., 28 mm., incluso 30 mm.). Lo mismo ha sucedido con el nivel de azúcar (oBRIX), la acidez o el aspecto visual.

Plantación

Hoy los viveros disponen de distintas presentaciones de la planta y, en función de ello, se puede plantar en una u otra época, aunque lo más tradicional sigue siendo plantar lo que se denomina un plantón a raíz desnuda. Esto es una planta que, tras haber sido injertada, ha hecho un crecimiento de un año en el vivero, y en la parada vegetativa invernal se arranca, tratando de producir el menor daño posible al sistema radicular. Los viveros suministran esta planta en parada vegetativa y se suele plantar durante el final de invierno o inicio de primavera, preferiblemente antes de que el plantón comience a mover.

Actualmente muchos viveros producen planta haciendo el primer crecimiento de la variedad en una maceta dentro de un invernadero y la sirven a los agricultores con un tamaño claramente inferior a la anterior, siendo habitual la presentación de plantas de unos 50-80 cm. de altura en una maceta de unos 10 cm. de lado o de diámetro. Esta planta se puede llevar a campo prácticamente en cualquier época si se tiene disponibilidad de un riego localizado y se pueden aplicar los cuidados requeridos en el trasplante.

A la hora de elegir una variedad, tanto si se quiere hacer una plantación comercial como si se quiere poner un árbol en un huerto, es fundamental conocer si es autofértil ya que, si no lo es, requerirá un polinizador y sólo producirá si al lado se planta otra variedad que sea compatible con la primera y cuya floración coincida en el tiempo.

Formación y poda

El cerezo es una especie que puede incluso utilizarse para producir madera, por lo que la poda de formación va a ser muy importante para contener el árbol en un volumen que sea manejable y adecuado para la producción de fruta. Con un buen guiado se puede conseguir la formación deseada y, aunque admite diversas formas, en nuestra región lo más comúnmente utilizado es un vaso bajo, con un tronco muy corto unos 40 cm. y con varios brazos (4-8) dispuestos lo más regularmente posible.

Al hacer la poda anual podremos encontrar tanto ramas de madera, que son las usadas para hacer la estructura del árbol, como ramas mixtas con yemas de madera y de flor.Pero además también habrá chifonas, ramas cortas con yemas de flor y yema terminal de madera y otras aun más cortas, ramilletes de mayo, que son las realmente encargadas de producir que presentan una yema terminal de madera en el centro rodeada de un número elevado de yemas de flor (4-8). Estos ramilletes aparecen sobre ramas de al menos dos años, por ello la producción se hace sobre todo en este tipo de rama.

La poda de formación se realiza mediante despuntes y guiado durante el periodo vegetativo y posteriormente en el invierno con una intervención más severa, cuando ya se ha salido del periodo de heladas, para dejar únicamente las ramas que han de formar la estructura del árbol. La poda de producción, una vez recogida la cosecha, ya se puede intervenir para asegurar la cosecha siguiente. Lo normal durante el verano o inicio de otoño es ir haciendo una renovación de ramas viejas (“cansadas”), tratando siempre mejorar la entrada de aire y de luz a toda la copa del árbol y manteniendo la altura en el límite deseado.

Ciclo vegetativo

La floración se produce al inicio del ciclo vegetativo que en nuestra región va desde el 5/15 de marzo, con las variedades más tempranas de las zonas cálidas, hasta el final de abril, que florecerán variedades tardías en zonas frías a 800/1.000 metros de altitud.

El desarrollo del fruto es relativamente rápido y en condiciones adecuadas solo transcurre un periodo de unos 45 días entre floración e inicio de recolección. Así, en zonas como Caspe o Mequinenza plantaciones que florecen en la primera quincena de marzo se suelen recolectan los días de San Jorge.

Aunque en mayo o junio se haya recolectado la cosecha, hay que considerar que el árbol ha de seguir viviendo y ha de formar las yemas de las cuales brotará la cosecha del año siguiente por lo que es fundamental continuar regando y abonando durante todo el verano.

Riego y nutrición

El cerezo no es muy exigente en riego, pudiéndose encontrar plantaciones comerciales en secanos frescos de zonas como Calatayud o el Jiloca turolense, pero su potencial productivo hace que en situación de regadío sea un cultivo mucho más rentable.

En cuanto a nutrientes, aunque dependerá de diversas situaciones como si hay cubierta vegetal en el suelo, calidad del agua de riego, si se producen lixiviaciones, etc., se puede estimar que para una cosecha media de unas 10 Tn./ha. se requerirán unos aportes de N-P-K de 60-15-30 unidades fertilizantes, repartidas a lo largo del ciclo vegetativo.

Las necesidades de abonado para la floración son modestas, y pueden mayoritariamente ser cubiertas por las reservas del árbol. A partir de la fase floración-cuajado, las necesidades crecen exponencialmente para el desarrollo de brotes y frutos. Después, con la parada del crecimiento significativo de brotes las necesidades se estacionan y bajan después de la recolección. Después de la recolección, el árbol acumula en los órganos de reserva del árbol (raíz, tronco, ramas), y por tanto se deben satisfacer las necesidades.