Climatología y suelo determinan la calidad de un vino

La calidad de un vino está íntimamente relacionada con la climatología del lugar donde crecieron las vides con que fue elaborado.

Fecha: 03-Aug-2018

Fuente: Qcom.es

Dependiendo de la zona, la climatología afecta de una manera u otra al viñedo por lo que hay que analizarlo de manera específica muy localizada en determinadas fincas donde ha existido descarga de granizo, para ver su incidencia. En aquellas zonas que lo han sufrido puede llegar a afectar tanto a la calidad de la uva como a la producción.

Las condiciones climatológicas adversas de este año pueden dar lugar a enfermedades de carácter fúngico, nos señala el coordinador enológico de Bodegas Matarromeras, que cuenta con casi 700 hectáreas de viñedo propio, Félix González, pero que “en nuestro caso estamos realizando labores de prevención con tratamientos específicos y acciones de mantenimiento de la vegetación”.

La uva tempranillo es más sensible, mientras que la garnacha es más resistente y soporta mejor los cambios climatológicos.

Las heladas el mal de la vid

Para el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), en palabras de Rafael del Rey, lo que más afecta al volumen global de una cosecha son las heladas y, en su caso, los episodios de gran calor durante el verano acompañados de sequía. Las tormentas, los excesos de humedad como el granizo y algunos brotes de enfermedades afectan por supuesto al viñedo pero de forma más localizada. En la campaña actual y pese a algunos episodios de este tipo, las previsiones son bastante buenas aún a expensas de lo que pueda ocurrir durante los próximos días del verano, pero de momento la previsión es que la campaña del 2018 sea muy buena en general. A pesar de todo, ha habido brotes de Mildiu pero con los tratamientos actuales se ha combatido de forma eficaz no afectando a los viñedos.

Viñedo
Al buen tiempo buena cara

Este año está siendo más favorable desde el punto de vista meteorológico para el desarrollo del viñedo que el año pasado y que el anterior 2016. Bien es cierto que las condiciones climatológicas están siendo diferentes a las que estamos acostumbrados, esto ha producido en muchísimas zonas vitivinícolas de España un retraso en el ciclo vegetativo de la viña.

En ello también han influido las precipitaciones muy fuertes que ha habido durante el invierno y la primavera, que han sido casi de forma generalizada en toda España, salvo en algunas zonas aisladas. Lo normal en la mayoría de las regiones españolas es que las lluvias hubiesen sido en otoño.

Pero esa reserva hídrica tan importante ha venido a compensar el déficit de agua que había de años anteriores tanto de la campaña 2017, como en la del 2016, pues de alguna manera va a suponer o a paliar el tema de la cantidad. A su vez las lluvias en algunos puntos concretos han dificultado el dar los tratamientos habituales, desde finales de la primavera, contra el “mildiu” y el “oidio”. Aunque se están dando, con un poco de desfase, debido a que no ha habido focos amplios ni muy notables de problemas fitosanitarios en la mayoría de las zonas vitivinícolas de España.

Buenas expectativas

Para, José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV), principal asociación empresarial bodeguera de España, que agrupa a más de 600 bodegas, “con estas condiciones climáticas tan favorables y con un verano de cierto calor, unos contrastes de temperaturas diurnas y nocturnas idóneas, lo suyo es que la uva vaya madurando muy bien y haya una cosecha en los valores medios de los últimos cinco años, llegando a una media de unos 43 millones de hectolitros de vino”.

Vino tinto
Los meses de agosto y septiembre son meses fundamentales para la maduración de la uva, este periodo es crítico venga como venga el año, para alcanzar una excelente cosecha.

Según los técnicos en viticultura, consultados por Qcom.es, la campaña 2018 va a ser razonablemente excelente y con buenas expectativas para la vendimia en casi todas las zonas vitivinícolas de España.

En cuanto al volumen que se espera para esta campaña del 2018 en el conjunto del país, aunque todavía es muy pronto para saberlo y para hacer estimaciones, las expectativas son muy superiores a las de la anterior campaña del 2017.

Con este panorama de una mejor cosecha que el año pasado, los mercados ya están notando una desaceleración de los precios. La cuestión fundamental es conseguir que, independientemente de estas fluctuaciones coyunturales, nuestras marcas y nuestra capacidad de comercialización permitan mantener una cierta estabilidad en los mercados. Entre otras cosas, porque a los consumidores no es fácil explicarles las grandes variaciones de precios.

Para dicho organismo, con participación pública y gestión privada, la uva está evolucionando en general muy bien y con mejores expectativas de las que se tenían hace un año por estas fechas.

Excelente calidad en un año frío

Según el bodeguero Hilario García, productor del vino más caro de España en Las Pedroñeras, un pequeño rincón de Cuenca cuyos viñedos crecen sin ningún tipo de productos químicos, en lo que se refiere a la calidad nos apunta “sólo se consigue en unas cuantas hectáreas de terreno que reúnen las condiciones climatológicas y físicas adecuadas para dar lugar a este vino exclusivo que elaboro. La finca cuenta únicamente con 3.500 cepas de tempranillo o cencibel, cabernet sauvignon y sauvignon blanc”. Además, nos dice que “el granizo por su zona ha sido escaso y no habido enfermedades en los viñedos y sin ninguna alteración importante, con lo cual será una cosecha controlada de excelente calidad”.

Viñedo
El 2017/2018 va a ser un ciclo denominado de año frío (el último fue en el 2013), un accidente meteorológico que tiene lugar cada lustro y propicia una cosecha tardía. El año pasado fue de año caliente, mucho más seco y con una vendimia adelantada. La vendimia actual hasta el momento se está comportando bien pero acumula retraso, como se ha dicho.

El ciclo vegetativo va algo retrasado con respecto a otros años. Eso lo podemos ver y apreciar también teniendo en cuenta la Integral Térmica. Las noches también están siendo frescas por lo que es previsible que no sea una vendimia temprana. En climas más fríos las variedades de uva de maduración tardía podrían tener más problemas de maduración. Conviene ser prudentes a la hora de hacer valoraciones dado que aún faltan dos meses para la vendimia en la Ribera del Duero y pueden pasar muchas cosas, teniendo en cuenta que el mes de septiembre es determinante. El dato más positivo es que la reserva de agua en los terrenos es suficiente para completar el ciclo.

La uva está evolucionando perfectamente, según José Manuel Pérez Ovejas, director técnico y enólogo de Bodegas Hermanos Pérez Pascuas, y el estado sanitario del viñedo es ideal y goza de un aspecto inmejorable teniendo en cuenta el estado fenológico en el que se encuentran. Hay humedad en el suelo y las temperaturas máximas diarias son más bajas que en años anteriores. Hasta ahora no hay datos negativos que sean motivo de preocupación, pero hay que estar encima del viñedo, realizando un buen manejo de la vegetación para conseguir la calidad máxima con producciones más moderadas. Se requiere un trabajo en campo muy profesional, sabiendo interpretar el viñedo en cada momento. Ahí está la clave.


Un mal llamado pedrisco

Las tormentas con granizo están afectando de manera desigual. De momento, en Pedrosa de Duero, nos dice el director técnico y enólogo de esta emblemática de bodega de la D.O. Ribera del Duero, Pérez Pascuas, “no hemos tenido ninguna incidencia, aunque otras zonas de la Ribera del Duero sí que se han visto afectadas. En todo caso, no representan grandes superficies y están siendo tormentas puntuales. Estamos en una época en la que estamos todos los días mirando al cielo”.

Por otra parte, hay que señalar que este año el pedrisco ha afectado a zonas muy puntuales de la Rioja Alavesa, de Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia, y algunas zonas muy focalizadas de la Ribera del Duero.

Una de las más afectadas con las últimas tormentas de granizo ha sido la de la Ribeira Sacra lucense, perjudicando notablemente aalgunos viñedos situados en la parroquia de Amandi – Sober (Lugo), según la C.R.D.O. y, por consiguiente, también hay que señalar que ha habido “mildiu larvado” que ha atacado directamente al racimo y el “black rot” en algunas de las zonas de esta denominación de origen.

En la Ribeira Sacra la variedad principal es mencía, esta variedad es de resistencia media a enfermedades y de producción constante en condiciones climatológicas adversas. Las variedades blancas (godello, albariño y treixadura) soportan peor la climatología adversa en primavera.

En floración cuajaron muchos racimos pero las enfermedades registradas durante este mes de julio previsiblemente mermarán la cosecha. Aun así, la cantidad de kilos de uva amparados por la denominación, aunque todavía es muy pronto, se espera que sea similar a la de otros años, en torno a los 5 millones de kilogramos. El precio de la uva, nos dicen desde el Consejo Regulador que será similar al de campañas anteriores, precio por graduación alcohólica no inferior a 1 euro/kilogramo. Si las enfermedades lo permiten, será un año de vendimia no precoz, que se prevé en esta zona de Galicia para finales de septiembre o primera quincena de octubre.

Uno de los grandes valores de nuestra viticultura reside en la bonanza de la climatología ofreciendo una estación de verano muy cálida y muy seca que permite contener de una manera natural las enfermedades fúngicas y siendo ideal para el desarrollo de la vid y la maduración de la uva.