Buenas prácticas agrícolas para combatir el cambio climático

Huella hídrica, huella de carbono, abonado en verde, reducción de envases y embalajes o ahorro energético contribuyen a una agricultura sostenible.

Fecha: 17-Dec-2019

Ingenieros agrónomos que trabajan en distintas empresas asociadas a Proexport han puesto en común iniciativas agro-sostenibles que permiten desarrollar una actividad agrícola compatible con el entorno, dando visibilidad a las Buenas Prácticas que llevan a cabo para la adaptación y la lucha contra el cambio climático en el sector agrícola.

Desde su responsabilidad en los departamentos de Calidad o I+D+i de empresas hortofrutícolas murcianas como Grupo Paloma, Grupo Cfm y Agromark, tres empresas concienciadas con la implantación de acciones que contribuyan a un sector hortofrutícola sostenible, han detallado con motivo de la XXV Cumbre del Clima de la ONU iniciativas que, más allá de las obligaciones legislativas, permiten desarrollar una agricultura respetuosa con el medio ambiente.

Medidas como el análisis de la huella hídrica, la huella de carbono, el abonado en verde, la reducción de envases y embalajes, el ajuste de insumos y aporte hídrico a las necesidades del cultivo, el ahorro energético, el mantenimiento de especies autóctonas en las zonas de cultivo, la lucha biológica o la polinización natural aseguran una actividad agrícola compatible con el entorno.

En este sentido, Ana Hernández Buendía, directora de I+D+i de Grupo Paloma, señaló como desde 2016 “llevamos realizando el cálculo de huella hídrica y huella de carbono y somos la primera empresa en verificar la huella hídrica en cultivos hidropónicos. Con estos datos analizamos todo el sistema productivo para poder optimizar el uso del agua y poder fijar unos objetivos de reducción del consumo. Además, a lo largo de estos cuatro años que llevamos analizando la huella hídrica de cada unidad de cultivo, podemos comparar y ver cómo afectan las condiciones climáticas al empleo de este recurso”.

Por su parte, el director de Calidad de Grupo Cfm, Fulgencio-Wadi Aguilar, explicó su experiencia con la certificación EMAS, como herramienta de sostenibilidad en agricultura. “Estamos verificados en EMAS desde 2004, lo que certifica el cumplimiento total de la legalidad vigente, así como una declaración pública de nuestros compromisos, la verificación de todos los datos aportados y una mejora continua que se lleva a cabo a través de este sistema de gestión”.

El sistema de Gestión Medioambiental de Grupo Cfm incluye toda la actividad de la empresa (producción, manipulación, envasado y comercialización de productos hortofrutícolas, así como producción de plántulas y asesoramiento técnico a la producción de cultivos).

Finalmente, la responsable de Auditoría de Agromark, Gloria Senac González, repasó distintas acciones que voluntariamente la empresa está llevando a cabo tanto en campo como en las oficinas y almacén para reducir el impacto de su actividad. Entre ellas destacó que “el aumento de las confecciones en campo supone una reducción del transporte” y por tanto de las emisiones. “Sólo transportamos producto ya confeccionado y reducimos el espacio necesario en cámaras frigoríficas y por tanto el consumo energético. Además, al ganar en frescura por preparar el producto en campo, evitamos devoluciones que supondrían aumentar el impacto de nuestra actividad”.

Desde Agromark, “colaboramos con un proyecto de investigación de la Universidad de Valencia para lograr unos envases totalmente libres de plásticos y hemos incrementado la oferta a granel según lo demanda el consumidor”.

Más allá de todas estas iniciativas sostenibles, los expertos coincidieron en la mesa moderada por el Decano del Colegio Oficial Ingenieros Agrónomos de la Región de Murcia, Andrés Martínez Bastida, en que el sector agrícola lleva años aplicando Buenas Prácticas que contribuyen al mantenimiento del entorno.

“Ya hacemos las cosas bien pero debemos ir más allá, intentando reducir y minimizar las aportaciones al entorno”, señaló Martínez Bastida, quien también destacó que, en una zona semidesértica como la Región de Murcia, la actividad agrícola contribuye a la fijación del suelo, combate la desertificación, ayuda a regular el clima y absorbe CO2, razones que, añadidas a las Buenas Prácticas expuestas, ponen en valor al sector agrícola como elemento de sostenibilidad.