RICA Administrador · 23 July 2019
Realmente el sistema de riego a manta o por inundación sólo es ineficiente si está mal diseñado. Es un sistema de riego con inconvenientes (como todos) pero si se aplica en unas condiciones idóneas, puede aportar una serie de ventajas muy importantes para el agricultor.

Lo más importante cuando se evalúa un método de riego, es evaluar las condiciones con las que cuenta la parcela o el territorio a regar.

Para el riego por inundación es fundamental contar con:

-Suelo profundo (para tener una elevada capacidad de retención de agua que permita espaciar los riegos sin estresar al cultivo).
-Texturas poco arenosas (para que la velocidad de infiltración sea baja y no haya pérdidas por percolación).
-Caudal instantáneo alto (para facilitar una fase de avance de riego corta)
-Parcelas bien niveladas (ajustadas a su tamaño, textura y caudal)

Normalmente, en Aragón, estas condiciones las cumplen las zonas de regadío tradicional de las riberas de los ríos principales. En las cuales podemos encontrar valores de eficiencia de aplicación de un 80%.
Y es en esas zonas donde el riego por inundación se sigue contemplando como una alternativa de mejora de regadíos.

Los agricultores que optan por este sistema lo hacen por:

-Costes de instalación bajo (no son necesarias infraestructuras muy complejas para mejorar un regadío tradicional sin cambiar de sistema de riego)
-No necesita más energía que la gravedad (coste de explotación es muy bajo.
-Poca necesidad de mano de obra (si el regadío está bien dimensionado se puede automatizar muchas tareas)
-Favorece el control de la salinidad (con un buen drenaje y aplicando una fracción de lavado)
-No es sensible a pérdidas por evaporación y arrastre del viento.

En definitiva, el sistema de riego a manta puede seguir utilizándose, incluso incorporarlo a programa de mejora de regadíos, pero en los territorios en los que demuestra una buena adaptación.

Miguel Tejero - Riegosalz