Variabilidad de los lípidos y su impacto sobre el valor nutricional de los piensos

La inclusión de lípidos en las fórmulas de piensos se debe a motivos nutricionales y tecnológicos, siendo unos de los principales su insuperable concentración energética en relación a su volumen. Esto los convierte en un ingrediente fundamental en fórmulas de alta densidad, donde la contribución energética de otras materias primas no es suficiente para alcanzar los niveles de energía requeridos.

Fecha: 06-Jun-2018

Hay que recordar que los lípidos, a pesar de ser los ingredientes con mayor valor energético, son también los que tienen un mayor coste por unidad energética aportada. Parece lógico entonces evaluar concienzudamente el coste por kcal de los mismos, con el fin de tomar la mejor decisión de compra y mejorar la precisión en las formulaciones de piensos. Desafortunadamente, no siempre es así.

Hay diferentes factores a considerar en los lípidos destinados a fabricación de piensos. El primero de todos es la calidad, entendiéndose por la misma el estado oxidativo y la caracterización nutricional. El control exhaustivo de la calidad va a determinar el siguiente factor: la variabilidad, que va a influir de forma decisiva en la precisión de la formulación del pienso. Lo que nos lleva al tercer factor: la evaluación, que nos permita asignar el valor energético que más se ajuste a la realidad.

Debido a la constante aparición en la industria de nuevos subproductos, que se ofrecen como alternativa a las fuentes de lípidos tradicionales, los nutricionistas se enfrentan a menudo con una mayor variabilidad en la calidad de los mismos, que por lo tanto requiere una más precisa evaluación tanto nutricional como económica.

Con el fin abordar los factores anteriormente explicados, KEMIN ha desarrollado una herramienta analítica llamada Lipid Evaluation Test (LET), que se compone de tres partes bien diferenciadas:

Evaluación de la calidad oxidativa: junto al impacto en la reducción de energía, la oxidación puede provocar la destrucción de vitaminas, disminuir la palatabilidad, aumentar el estrés oxidativo y, como consecuencia, empeorar el rendimiento productivo (Figura 1).
Figura 1 – Efecto de la oxidación sobre la alteración química de los lípidos.

 

Estimación del valor energético mediante evaluación nutricional: la energía útil aprovechada por un animal depende de la especie y la edad y varía con la composición química de los lípidos.
La pérdida de energía debida a los factores de dilución. Como consecuencia de diferentes métodos y condiciones de procesado y/o de almacenado, no siempre idóneos, y a la exposición a diferentes factores ambientales se constata la presencia de factores de dilución de energía entre los que cabe destacar como los más relevantes la humedad, las impurezas, los insaponificables, así como de compuestos polimerizados y oxidados.
Desde su puesta en marcha el LET ha analizado y evaluado más de 550 muestras de lípidos destinados a la alimentación animal recogidos en la región de EMENA.

Como primera observación, está claro que existe una enorme variabilidad entre los diferentes tipos. Aunque esto resulta evidente cuando se comparan, por ejemplo aceite de pescado y aceite de palma, es menos obvio cuando la variabilidad se detecta dentro del mismo grupo lipídico (Figura 2).

Figura 2 – Variabilidad del valor energético de diferentes lípidos analizados

 

Es común observar por parte de los productores una brecha entre la energía teóricamente proporcionada por los lípidos a través de la formulación y el rendimiento productivo real del animal. El origen de esta brecha energética se podría explicar por el hecho de que los valores de energía calculados para los lípidos estén sobrestimados y no se hayan corregido teniendo en cuenta la especie animal, el distinto aprovechamiento dependiendo de la edad y los factores de dilución de energía.

El LET ayuda a estimar de forma más precisa el contenido en energía de aceites y grasas, factor que, como se ha explicado, es fundamental para mejorar la precisión en la formulación de piensos, permitiendo a los productores de pienso y de proteína animal alcanzar los objetivos de rendimiento productivo anticipados por el enorme avance de la mejora genética animal.