Uso de tecnologías sostenibles para reducir pérdidas de calidad y cantidad en frutas y hortalizas

La pasada semana se celebró en Badajoz el XII Simposio Nacional y el X Ibérico de Maduración y Poscosecha en los que se presentaron 37 conferencias y comunicaciones orales y 81 pósteres científicos, en torno a cinco grandes áreas de trabajo: fisiología y biotecnología; tecnologías y calidad; patología; aspectos nutricionales, funcionales y sensoriales: procesado de frutas y hortalizas (IV y V gama); y retos de la poscosecha de frutas y hortalizas.

Fecha: 15-Jun-2018

Fuente: Interempresas

El encuentro, organizaEdo por el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex), sirvió para dar a conocer los avances en investigación e innovación en poscosecha hortofrutícola, estudios y propuestas orientados en muchos casos al uso de técnicas y tecnologías sostenibles.

España es el primer exportador de frutas y hortalizas frescas de la Unión Europea, y Extremadura una de las principales regiones españolas exportadoras. Las necesidades del sector se centran en incrementar el consumo, que ha disminuido en los últimos años; alargar la vida útil del producto para llegar a mercados asiáticos, en los que el tránsito marítimo se prolonga desde Europa durante un mes; preservar la calidad, sabor y aromas; y cultivos resistentes a plagas, podredumbres y otras patologías.

Como destacó el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Juan Pablo Zoffoli, el éxito de la exportación se basa en la segregación del producto para que llegue en buenas condiciones según su destino, de las demandas de los consumidores, las preferencias del mercado occidental no son las mismas que las del mercado oriental; la tecnología de conservación y envasado en el transporte; y la diferenciación del producto. En este sentido, los intermediarios juegan un papel fundamental y deben conocer el producto que venden.

Zoffoli, profesor y consultor de empresas exportadoras, explicó que el principal mercado de Chile es China, los tiempos que manejan son los siguientes: 20 días para el transporte de la mercancía a EE UU, entre 30 y 35 días para llegar a Europa, y un tránsito de 40 a 50 días para mercados de Oriente.


Por otra parte, según el profesor de la Universidad Miguel Hernández (Orihuela, Alicante), Daniel Valero, las pérdidas en cantidad y calidad que se producen entre la recolección y el consumo de frutas y hortalizas frescas, se estima entre el 5% y el 25% en países desarrollados y del 20% al 50% en países en desarrollo, dependiendo del producto, la variedad y las condiciones de manejo. El reto de la tecnología poscosecha es conseguir que el producto llegue al consumidor con calidad similar al del momento de la recolección y si es posible con mejores caracteres organolépticos. Del mismo modo, es necesario el uso de tratamientos y técnicas sostenibles, desde el punto de visto económico y del medio ambiente, no destructivas, que reduzcan las pérdidas, y basadas en criterios de seguridad alimentaria.

El profesor Valero y el profesor Francisco Artés (Universidad Politécnica de Cartagena), conferenciantes invitados al Simposio celebrado en Badajoz, expusieron que es necesario avanzar en tecnologías alternativas que cumplan estos requisitos, como ejemplo, citaron el estudio de la radiación ultravioleta y su efecto en la desinfección, eliminación de microrganismos y en el incremento del contenido de compuestos bioactivos del producto; así como la eficacia de los recubrimientos comestibles para alargar la vida útil frente al uso de materiales plásticos.

En el Simposio se han presentado diferentes trabajos sobre la aplicación de extractos fenólicos naturales de vegetales para mejorar la conservación; recubrimientos comestibles; y la utilización de envases activos con efecto antimicrobiano con semillas de mostaza negra y otros compuestos vegetales. Este último trabajo desarrollado por el equipo del área de Vegetales del Cicytex.

Por otra parte, también se expusieron estudios de otras técnicas precosecha como el Riego Deficitario Controlado, aplicado en fases no críticas para el desarrollo del fruto, importante para el ahorro de agua; alternativas a la fertirrigación como el uso del sulfato cálcico para reducir la utilización de nitratos; y tecnologías no destructivas para conocer el momento óptimo de recolección.


En el uso de las tecnologías rápidas, destacó el proyecto presentado por el profesor Ángel Medina que, en la actualidad, trabaja en la Universidad de Granfield (Inglaterra). Se trata del desarrollo de un sistema, basado en sensores fotónicos no invasivos, para detectar, en condiciones reales de trabajo de las centrales hortofrutícolas, problemas de podredumbre antes de su aparición. Entre otras ventajas, permite separar las partidas de frutas y hortalizas para evitar la expansión de la contaminación, facilita la toma de decisiones para dar salida al producto y su venta; y reduce las pérdidas. El sistema aún en desarrollo se basa en el uso de compuestos volátiles como biomarcadores de infección fúngica.

Mejora genética
El profesor Manuel Jamilena de la Universidad de Almería ofreció la conferencia que abrió el bloque dedicado a Fisología y Biotecnología de la Maduración y Poscosecha de Fruta y Verdura. Ésta se centró en el uso de herramientas genómicas para mejorar la calidad poscosecha del fruto de Curcubitáceas (Calabacín). Destacó la importancia de la genómica funcional para conocer los genes que están involucrados en procesos de poscosecha y descubrir sus funciones: aquellos que regulan la tolerancia al frío, el estrés oxidativo o la resistencia a patógeno. Desde hace tres años, Jamilena y su equipo de investigación trabaja en una colección de mutantes de calabacín, formado por más de 3751 líneas, para la caracterización fenómica y genómica de interés agronómico. El objetivo principal de esta colección es identificar mutantes que tengan tolerancia al estrés por frío.

Otro de los conferenciantes invitados en el bloque de Fisiología y Biotecnología de la Maduración y Poscosecha fue el investigador Jordi Giné, del instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias de Cataluña (IRTA). En su presentación se refirió a la extensión de la vida útil en fruta de pepita y hueso mediante el uso de 1-MCP (1-Metilciclopropeno). Éste es un inhibidor de la síntesis y percepción del etileno cuya utilización se ha extendido a muchas especies, y que facilita la reducción de pérdida de firmeza, retrasando la degradación de la sacarosa e inhibiendo en cierta medida la aparición de daños por frio. Apuntó que estudios recientes muestran que los tratamientos con 1-MCP pueden reducir la incidencia de podredumbres causadas por ciertos patógenos.

Compuestos bioactivos
Además, se trataron diversos temas relacionados con aspectos nutricionales, funcionales y sensoriales de frutas y hortalizas. La investigadora del Instituto Politécnico de Bragança, en Portugal, Elsa Ramalhosa, informó de los trabajos que su grupo de investigación realiza sobre compuestos bioactivos en frutas, legumbres y flores (polifenoles, carotenoides y antocianinas) y sus aplicaciones.

Procesado de hortalizas y frutas (IV y V Gama)
Los expertos apuntaron que España también está bien posicionada en el procesado de hortalizas y frutas frescas, conocido como IV y V gama. La conferenciante invitada, que abrió la sesión dedicada a estos productos, María Isabel Gil, del CEBAS-CSIC, destacó que el trabajo en esta área debe estar orientado a la demanda de los consumidores, interesados en alimentos naturales, mínimamente procesados, saludables y con un etiquetado limpio con ausencia de aditivos.