Unas primeras reflexiones acerca del programa “Salvados”, emitido por La Sexta TV y referido al sector porcino español de capa blanca

Unas consideraciones iniciales muy importantes antes de entrar en las reflexiones: hablando en términos generales y apoyándonos en la experiencia que nos proporcionan casos anteriores similares (por ejemplo, el de la “vacas locas”) está demostrada la muy negativa repercusión que tienen las informaciones intencionadamente sesgadas o falsas, vertidas en los medios sociales de comunicación (TV, radio, periódicos, revistas de información general, etc.) o en las cada vez más importantes redes sociales, de forma incontrolada y manipulada, en la dirección “amarillismo”, en todos los temas relacionados con la alimentación y/o la salud, en el “consumidor medio” (aquél que no tiene una formación ad hoc acerca del tema).

Fecha: 08-Feb-2018

La repercusión inmediata en el mercado suele ser sencillamente catastrófica. En efecto, en primer lugar, genera en él zozobra, miedo y una desconfianza totalmente infundada. El resultado inmediato es una afección negativa de la imagen de los productores, de los propios productos, de la cadena alimentaria, de sus ventas en el mercado interior, de sus exportaciones, de la “Marca España”, etc.

Vienen a colación estas reflexiones por lo sucedido con el programa “Salvados” de la cadena de televisión “La Sexta” del día 4 de febrero 2018 dónde el showman Jordi Évole (al cual, sea dicho de paso, la propia Comisión Europea le ha puesto en evidencia por mentir acerca de las muertes en el Mediterráneo y ha sido la propia Comisión quién le ha tenido que recordar que “se puede y se debe criticar...pero no se debe desinformar”) pretendió, sesgando totalmente la realidad global, poner “al pie de los caballos” al sector porcino de capa blanca español y a todo lo que el mismo supone para España.

En este contexto y en primer lugar debe tenerse en cuenta que el sector porcino español de capa blanca es técnicamente sencillamente ejemplar, tanto en lo que atañe a los sistemas de producción como a la técnicas aplicadas. Es un sector de actividad económica que una especial incidencia positiva sobre el bienestar animal y sobre el cuidado medioambiental (naturalmente, para llegar a esta situación de modernización ejemplar y ejemplarizante, los empresarios ganaderos han tenido que realizar, en los últimos 10 – 15 años, muy importantes esfuerzos especialmente en el ámbito del capital financiero y del capital humano).

Estoy en condiciones de garantizar estas afirmaciones porque no se olvide que la práctica totalidad de las granjas porcinas españolas se encuentran sometidas permanentemente a exhaustivos controles por parte de los ayuntamientos, de las distintas Comunidades Autónomas, del Estado y de la propia Unión Europea. Se trata de granjas que cumplen rigurosa y exitosamente con la normativa vigente en la Unión Europea (que es la más exigente del mundo en lo que se refiere a los temas de sanidad, de bienestar y protección animal y de cuidado y respeto medioambiental).

El resultado de todos estos esfuerzos ha sido, hasta el día de hoy, realmente fantástico.

El sector porcino español de capa blanca es, exponiéndolo de una forma resumida, un importante “motor” de la economía española (representando más del 14 por 100 del PIB industrial); es el cuarto productor mundial y el segundo de la UE-28; produce más de 4 millones de toneladas anuales de carne equivalente canal de alta calidad y con total garantía para los consumidores; exporta anualmente más de 1 millones de toneladas de todo tipo de productos cárnicos de una internacionalmente reconocida calidad a más de 23 países de todo el Mundo, y sus exportaciones, que gozan de un gran prestigio internacional, no dejan de crecer año a año consolidando y abriendo nuevos mercados; además, genera, directa e indirectamente, más de 2,5 millones de empleos (de ellos más de 200.000 directos).

Entonces la pregunta pertinente es ¿qué ha sucedido realmente en el mencionado programa?

En primer lugar, que el mencionado showman se ha confundido en el fondo y en las formas. ¿Por ignorancia? ¿Por mala fe? ¿Por ambas en busca del aplauso fácil de la ignorancia y del sensacionalismo y, con ellos, de la audiencia televisiva?

En segundo lugar, lo que se ha reflejado en el ámbito productivo no corresponde en absoluto a una granja sino que, como lo ha expuesto la propia firma implicada (por cierto, es una de las más admiradas y renombradas de nuestro país), El Pozo Alimentación: “se trataba de un área de recuperación sanitaria” (que es dónde se ubican los animales enfermos o con malformaciones para ser adecuadamente tratados y en caso de no haber solución técnica proceder a su sacrifico sanitario de acuerdo siempre con la normativa de la Unión Europea).

En tercer lugar, lo que han expuesto las personas (personal laboral) entrevistado no se corresponde en absoluto con el 99 por 100 de la realidad (excepciones, como en todos los colectivos humanos, también en el de los showmen, las hay o las puede haber), pero las múltiples inspecciones mencionadas también se ocupan del tema referido al capital humano. En mi opinión, en este aspecto el programa no sólo no se ajusta a la realidad global sino que busca descaradamente el “amarillismo vendedor” (cosa, por cierto bastante habitual en el showman Évole).

En cuarto lugar, los porcicultores y sus técnicos, llevan años trabajando arduamente, día a día, para reducir, en el ámbito sanitario, la aplicación de medicamentos a través de las mencionadas mejoras de la bioseguridad, de la prevención, de los sistema y de las técnicas (concienciando a la mano de obra, por ejemplo); perfeccionando, a través de grandes inversiones y de las aportaciones de la investigación de base y aplicativa, los alojamientos y de las instalaciones de las granjas porcinas (ello ha permitido, por ejemplo, reducir en un 80 por 100 el uso de la colistina partir de un programa de reducción voluntaria).

Y en quinto lugar, la cadena alimentaria, en este caso referida al porcino, es enormemente eficiente y eficaz en sus controles (a todos los niveles) con lo cual la bondad y la inocuidad de todos los productos del porcino blanco cuando llegan al “eslabón consumidor” (en realidad esto es aplicable todos los productos pecuarios producidos en las granjas españolas y en los eslabones de la cadena implicados) están garantizadas (aceptando, por supuesto, que el riesgo cero no existe).

En resumen: el mencionado programa se caracteriza por una total falta de objetividad y de veracidad. Su responsable, el tantas veces mencionado showman Évore, ha mostrado públicamente, en este caso, no sólo la más absoluta falta de conocimientos acerca del tema tratado (el porcino español de capa blanca) sino también una alarmante y altamente preocupante falta de ética y de estética profesionales.

Con ello, lo que lo ha conseguido fundamentalmente es dañar gravemente el prestigio con tanto esfuerzo ganado de nuestros porcicultores, el de nuestros excelentes técnicos, el de la propia cadena alimentaria y por lo tanto del propio entramado productivo de España (y de la “marca España”, claro), amén de generar una totalmente injustificada alarma social de dimensiones que hoy no se pueden aún valorar.

En definitiva, un programa, este programa de “Salvados” de la Sexta, que me genera (por expresarlo de una forma muy suave) una infinita vergüenza ajena (que es lo que uno siente cuando alguien hace algo muy mal y no se puede hacer nada por evitarlo, sintiéndolo en las propias carnes, pensando en que sentiría esta misma persona si tuviese la capacidad -que no es aquí el caso- de juzgarse a sí misma y juzgar el desastre generado) y, paralelamente, también me origina un enorme dolor profesional.