Obtienen plásticos y mallas biodegradables a partir de los desperdicios de sandía y melón

Los participantes en el proyecto Biovege han obtener plásticos y mallas biodegradables procedentes del destrío y los restos de sandía y melón, un logro que mejora aún más la sostenibilidad de la producción de hortalizas y frutas en invernadero.

Fecha: 31-Aug-2017

María Martín, responsable del área de Calidad Alimentaria de Alhóndiga La Unión, empresa que lidera el proyecto, señala que este trabajo “se dará por finalizado en abril de 2018. Hasta ahora hemos conseguido obtener bio-compuestos adecuados desde el punto de vista del procesado que nos han permitido crear mallas y film retráctil BIO. Nuestro reto ahora es mejorar y optimizar los procesos de fabricación de estos materiales desde el punto de vista económico.”

El proyecto trata además de extraer ingredientes bioactivos de los residuos hortofrutícolas como pimiento tomate o berenjena. Estos ingredientes bioactivos podrán consumirse en forma de aditivos como colorantes y así sustituir a productos químicos actuales.

Importancia del sector hortofrutícola

El sector hortofrutícola es el más importante dentro del área agroalimentaria andaluza y uno de los principales pilares de su desarrollo, con una producción anual de 7,5 millones de toneladas de hortalizas y 2 millones de toneladas de frutas.

Según un estudio del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA), las pérdidas globales en la comercialización oscilan entre el 2-10% del producto manipulado. Por ello, si suponemos una media de un 5% de pérdida, en Andalucía se producen anualmente 500 millones de kilos de subproductos hortofrutícolas.

El proyecto

BIOVEGE fue puesto en marcha por seis empresas y cuatro centros tecnológicos. Liderado por Alhóndiga La Unión, en el proyecto participan otras cinco empresas como Torres Morente, Domca, Neol, Ecoplas y Morera y Vallejo Industrial, así como AIMPLAS y otros tres centros de investigación como son Tecnalia, Cidaf y Las Palmerillas Fundación Cajamar. Cada uno de los socios aporta su conocimiento en una fase del proyecto, desde la valorización de los residuos hasta la elaboración y validación de los nuevos envases e ingredientes bioactivos.

Con subvención del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) a través del programa Innterconecta y apoyado por el Ministerio de Economía y Competitividad, el proyecto trata de conseguir el objetivo de dar salida a las enormes cantidades de residuos hortofrutícolas que genera la huerta de Andalucía en forma de productos de alto valor añadido como envases sostenibles con propiedades mejoradas, y aditivos o conservantes para la preparación de alimentos saludables.

Para dar una segunda vida a estos desechos en forma de productos de alto valor añadido, el proyecto en el que AIMPLAS participa como coordinador técnico propone dos vías de valorización: la extracción de compuestos alimenticios para obtener conservantes alimentarios e ingredientes bioactivos, y la hidrolización de los residuos para obtener alcoholes a partir de sus azúcares que permitan mejorar los bioplásticos existentes para su utilización como envase de los propios productos hortofrutícolas.