Modular y fertilizar el ecosistema como nueva tecnología de fertilización / Ignasi Salaet

Fecha: 02-Jan-2020

Ignasi Salaet
  Tervalis
ignasi.salaet@tervalis.com

La agricultura afronta en estos momentos uno de sus mayores retos a nivel global. Hoy en día, debido al manejo de los cultivos en todo el mundo, la agricultura es uno de los máximos emisores de gases de efecto invernadero. La FAO estima que el 16% de las emisiones a nivel mundial se deben directamente a la utilización de fertilizantes químicos, sin tener en cuenta otros problemas como la salinización de suelos y eutrofización de aguas, también derivados de la fertilización de los cultivos.

La encrucijada que se nos presenta es que en un plazo breve de tiempo se tendrá que incrementar la producción agrícola mundial para hacer frente al incremento de población, que se prevé que llegue a los 11.000 millones de personas en el año 2.100. Este incremento se tendrá que llevar a cabo con una reducción global en la cantidad total de fertilizantes utilizados para intentar mitigar la emisión de gases de efecto invernadero asociados a la producción agrícola.

El resumen de la situación a afrontar es que habrá que producir más con menos. Para llevar a cabo esta tarea son imprescindibles dos grandes hitos. Primero debemos ser capaces de producir fertilizantes de fuentes renovables o recicladas y segundo hay que incrementar enormemente la eficiencia de los fertilizantes aplicados.

Afortunadamente, a diferencia de la producción de nuevas variedades genéticas de semillas o de la generación de nuevos métodos de control de plagas mucho mas eco sostenibles, la industria del fertilizante parte de una especialización y un desarrollo tecnológico inexistente, ha sido hasta hace menos de 10 años una industria eminentemente química. La única fuente de desarrollo se ha llevado a cabo en la forma y manejo de la aplicación. 

Otro punto a favor del desarrollo de nuevos fertilizantes mucho más eficientes es el agujero inmenso que existe entre la universidad y el mundo real respecto a la nutrición vegetal. Que no existan hoy en día fertilizantes altamente eficientes  no implica que en las universidades de todo el mundo no se haya investigado acerca de este tema. Simplemente es una información que nunca ha salido de allí, no ha tenido una aplicación industrial. Esta situación facilita que en poco tiempo se pueda avanzar mucho respecto a la generación de nuevas tecnologías fertilizantes, solo hay que utilizar mucha de la información ya existente.

En realidad, ya se está empezando a utilizar nuevas tecnologías en la nutrición vegetal como puede ser el uso de microorganismos beneficiosos y de diferentes bioestimulantes. El crecimiento de este tipo de productos es exponencial, y ya existe una legislación europea que los regula. Aún así, esto es solo el principio puesto que hoy sabemos que este tipo de productos potencian la producción y en algunos casos permiten reducir la aplicación de fertilizantes químicos, pero aún hay mucha discusión acerca de cuál es el mecanismo real de acción. Sin esta información el diseño de nuevos productos es NO dirigido, es un simple desarrollo empírico de prueba-error.

La generación de los fertilizantes del futuro vendrá del estudio de la planta como un super organismo, no es un ser aislado, sino que está en un hábitat complejo e interacciona constantemente con él. De ahí es de donde se desprende la importancia de los suelos, un activo imprescindible con un capital biológico impagable al que hoy no se le da prácticamente ningún valor. La infravaloración de los suelos ha llevado a no tenerlos en cuenta, a su maltrato permanente y su consecuente degradación e incluso muerte, puesto que el suelo es un ente vivo y puede morir.

Fertinagro Biotech lleva ya más de 10 años investigando en esta dirección y ya tiene a disposición del mercado productos desarrollados bajo estos conceptos. Un ejemplo claro es la tecnología de potenciación del fósforo. Partiendo de la idea que las plantas se comunican con el suelo, Fertinagro ha estudiado ese leguaje. La comunicación entre plantas y microorganismos del suelo es un lenguaje básicamente bioquímico. Mediante compuestos orgánicos concretos que la planta libera a través de la exudación radicular, se inducen determinados microorganismos que le serán de utilidad para obtener lo que desea, a cambio la planta les ofrece alimento generado por fotosíntesis. En el caso del fósforo, el conocimiento de este lenguaje aplicado a la formulación de fertilizante permite reducir hasta un 70% las unidades aplicadas con mejores resultados agronómicos.

Desarrollos semejantes aplicables a muchos otros ámbitos como el estrés abiótico, estrés salino, otros nutrientes mayoritarios y minoritarios se están llevando a cabo alrededor del mundo bajo la premisa que la planta forma parte activa de un ecosistema que es el suelo .El desarrollo biotecnológico de la industria del fertilizante bajo este concepto, conjuntamente con el desarrollo de otras tecnologías aplicables al manejo de los cultivos puede cambiar completamente el impacto de la agricultura sobre el planeta pasando de ser un fuente de emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminación a un sumidero de dióxido de carbono. Para ello debemos entender y cuidar bien el suelo, para que incremente la cantidad de carbono fijado en él en forma de biomasa, haciéndolo a la vez un suelo más fértil.