Más ingenio para los retos del agua de la industria agroalimentaria / Joaquín Murria

Fecha: 11-Mar-2020

Joaquín Murria 
 Ingeobras
joaquinmurria@ingeobras.com

Todos estamos de acuerdo, son datos, la industria agroalimentaria es uno de los grandes consumidores de agua de nuestro planeta. Según la FAO hablamos de que por sí sola absorbe el 70% del consumo mundial del agua; según EUROSTAT el 12% del consumo industrial de agua es debido a la industria agro; según “consumer” el 92% de la huella hídrica es debido a lo que se come…..Todos ellos son datos reales y enormes que dan fe de la importancia del agua y lo que hagamos con ella en este tipo de industria puede marcar el devenir de la propia industria agroalimentaria. Pero ¿estamos haciendo todo lo que se puede?

Todo el mundo está de acuerdo en que la industria agro aumentará su producción un 60% hasta 2050 y, aun así, la industria agro tiene dos retos claramente marcados:

  1. Reducción de consumo de agua
  2. Reutilización de agua.

 

Estos dos puntos parecen evidentes y deberían marcarnos un camino a seguir en los procesos de I+D hacia nuevas tecnologías de tratamiento pero parece que no es así. Es cierto que los tratamientos de agua evolucionan y que continuamente están apareciendo mejoras sobre lo existente que llevan los procesos un paso más allá pero el punto 1 de los dos retos mencionados tiene un efecto secundario casi nunca considerado: si reducimos el consumo de agua pero producimos más, la concentración de contaminantes por m3 aumenta. Es decir, nuestra carga másica de contaminantes orgánicos es la misma o mayor pero disuelta en menos agua. Esto, que suele pasar desapercibido, está llevando a que los procesos biológicos estén llevados al límite. Los procesos biológicos de eliminación de carga orgánica en sus diversas variantes son sistemas extraordinarios, eficientes, sostenibles y duraderos pero tienen sus limitaciones. No admiten cualquier concentración de carga orgánica y requieren mucho espacio industrial. Ambas limitaciones parece que van en sentido contrario a la evolución de la industria agro que cada vez concentra más los contaminantes orgánicos y cada vez produce más y necesita utilizar mejor su suelo industrial.

A continuación podemos ver la depuradora urbana de Madison (USA) en 1936 en contraposición con una depuradora de España de 2017:

Efectivamente hay evolución pero se aprecia que básicamente es lo mismo casi 100 años después. Han evolucionado los equipos, las bombas, la automatización, los instrumentos….pero la base y el diseño es el mismo.

Entonces, ¿estamos enfocando correctamente los procesos de I+D en los tratamientos del agua? En los últimos años la gran parte de las ayudas a I+D han venido focalizadas al internet de las cosas, a la industria 4.0, a lo que es poner la “guinda del pastel” a las tecnologías existentes pero, quizás debamos plantearnos también la “base del pastel” porque a veces hay que volver atrás para tomar impulso y repensar si los procesos biológicos son “lo único”, si éstos pueden hacer todo el trabajo, si es posible seguir mejorándolos hasta el infinito o debemos replantearnos otras posibilidades para complementarlos y/o sustituirlos. A día de hoy muy pocas empresa en España, muchas más en otros países, pero aun así todavía con poco impacto, están trabajando en tecnologías no biológicas de destrucción masiva de materia orgánica del agua y puedo decir, porque yo mismo participo en el desarrollo de una de esas tecnologías, que los resultados son completamente sorprendentes y el impacto futuro en el tratamiento del agua de la industria agro puede ser enorme y en sentido positivo, ayudando a la industria agro enormemente a cumplir sus retos. Tecnologías como la oxidación avanzada en sus diversas formas y la mineralización directa de materia orgánica deben ser el futuro que complemente en unos casos y sustituya en otros a los procesos biológicos si queremos conseguir que el reto de la reducción de consumo no acabe topándose con las limitaciones de los propios tratamientos.

¿Y qué hay del segundo reto, la reutilización del agua? Solo el 2,3% de la industria agro reutiliza el agua frente al 9% de reutilización en el resto de la industria ¿por qué?. Habría que realizar un estudio profundo pero hay dos motivos que asoman por encima del resto:

  • La normativa de reutilización en el caso de industria agro es muy estricta.
  • Las tecnologías de tratamiento de aguas de la industria agro, las tecnologías biológicas, no son tecnologías pensadas para este fin y necesitan ser muy complementadas para llegar a serlo.

 

En el aspecto de la tecnología ya hemos hablado previamente y esta es una de las desventajas de los procesos biológicos que, siendo, repito, excelentes, tienen sus limitaciones.

En el aspecto normativo, hay poco recorrido pero muchas posibilidades. Habitualmente entendemos reutilización como: conjunto de tratamientos que le damos al agua que vertemos hasta el punto de dejarla tan limpia que podemos utilizarla de nuevo en procesos dentro de la propia industria. Esto, siendo correcto, para el caso de la industria agroalimentaria topa de frente con una normativa muy proteccionista en el sentido de la seguridad alimentaria, lo cual, es comprensible.

¿Tiene esto solución sin modificar la normativa? en mi opinión la respuesta es claramente “SÍ”, con mayúsculas. Dejando aparte los procesos de riego y alimentación de animales, si nos centramos en los propios procesos industriales, el agua en la industria agro se consume en dos vías: formando parte del propio producto y en procesos necesarios para la producción. Normalmente esta última es la mayor proporción, es la que genera el vertido y, lógicamente, es la que se puede reutilizar. Su reutilización en la propia industria tiene dos características:

  1. Debe ser para procesos secundarios
  2. Debe alcanzar niveles de calidad iguales o prácticamente iguales a los del agua original para cumplir la normativa y, además, garantizarlos.

 

Sin embargo, cuántas veces hemos visto industrias que vierten a un río (cumpliendo lógicamente los parámetros requeridos) y aguas abajo hay una captación de agua para una población y, de nuevo, aguas abajo, tras verter esa población el agua convenientemente tratada, hay una nueva captación para una industria que, a su vez, vierte de nuevo convenientemente tratada...¿no es esto reutilización? La clave es no entender la reutilización como algo cerrado dentro de la propia industria, sino como algo abierto. La clave para que una industria pueda considerar que reutiliza el agua realmente es que el agua que vierte tenga la misma calidad, al menos, que el agua que toma para sus procesos. Si esto es así, ¿qué más da coger el agua el punto de toma en lugar de nuestro propio vertido si la calidad es la misma? La diferencia es la normativa con lo que, es lógico pensar que, mientras devolvamos el agua con la misma calidad que la hemos cogido, estamos reutilizando en un ciclo abierto y no estamos consumiendo realmente agua en esos procesos puesto que el balance es cero a nivel de cantidad y a nivel de calidad (incluso podría ser positivo en algunos casos en el caso de la calidad).

Como conclusión, la industria agro tiene dos retos en lo referente al agua, que son la reducción de su consumo y la reutilización. Ambos requieren de ser más imaginativos y de apostar por las nuevas tecnologías partiendo de cuestionarnos todo, desde la propia base, para llegar a nuevos sistemas que complementen los actuales o los sustituyan sin limitaciones. De nuevo, como casi siempre, la investigación de la empresa privada y los centros públicos es clave y la dirección de los planes de I+D hacia programas que no sesguen de entrada posibilidades focalizando excesivamente, también es clave. Esto vale también para la reutilización, que requiere abrir la mente y pensar en calidad, no en cantidad y ser conscientes que lo importante del agua es que no empeoremos su calidad y, como todo en la vida, lo devolvamos en la misma condición que nos lo han prestado.