Un estudio realizado por un grupo de expertos de la Universidad de Edimburgo (Escocia) ha determinado que cada año se descartan en Europa más de 50.000 millones de kilos de hortalizas y frutas antes de que lleguen al punto de venta, según se publica en la página web de la propia Universidad de Edimburgo.

El estudio señala que la razón principal de este desperdicio es una combinación de los elevados estándares de calidad de los supermercados, unas estrictas regulaciones gubernamentales y las altas expectativas que los consumidores tienen a la hora de comprar estos alimentos en cuanto a tamaño, forma y color.

Aunque parte de esas hortalizas y frutas se reutilizan para la alimentación animal o se convierten en otros subproductos, el estudio indica que ese desperdicio equivale a las emisiones de carbono que generarían casi 400.000 vehículos de gasolina o diesel.

A eso hay que añadir las conclusiones de un trabajo llevado a cabo por el Centro Común de Investigación de la Unión Europea, según el cual los consumidores comunitarios desperdician miles de millones de kilos de frutas y verduras al año, lo que unido a los 50.000 millones de kilos de descartes antes de llegar al supermercado, dispara la cifra de productos hortofrutícolas que no cumplen con su fin último que es el de alimentar a las personas, con un enorme e inútil gasto y trabajo en cultivos, manipulado, envases, transporte, etcétera.

Para el estudio de la Universidad de Edimburgo se han tenido en cuenta las pérdidas y desperdicios de alimentos del Espacio Económico Europeo, es decir, de los 28 países integrantes de la UE y los miembros de la AELC (Asociación Europea de Libre Comercio), Islandia, Liechtenstein y Noruega, fijando el apartado estético como uno de los de mayor relevancia.