Por ello, desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) reclaman al futuro Gobierno la aprobación de una Ley de la agricultura familiar: “Una ley para protegernos a todos y a todas. El peligro de desaparición de la agricultura y ganadería familiar es real y necesitamos una normativa que nos apoye”, explican desde la organización, que desde hoy lunes participa en la sede de la FAO en Roma en el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar (2019-2028), una iniciativa que tiene como objetivo aportar una nueva perspectiva sobre lo que significa ser un agricultor familiar en un mundo que cambia rápidamente y destaca, como nunca antes, el importante papel que desempeñan los campesinos familiares en la erradicación del hambre y la construcción de nuestro futuro alimentario.

En este sentido, UPA ha reclamado a las fuerzas políticas españolas y europeas que alcancen un gran pacto para fomentar un modelo que aporta “enormes beneficios a la sociedad pero que está indefenso ante grandes peligros que dificultan su supervivencia: “La agricultura y la ganadería familiar debe ser apoyada con medidas de protección”, comentan desde la organización agraria indicando que, aunque no existen cifras nacionales de lo que representa la agricultura familiar, según sus estimaciones más de dos millones de personas viven directamente de la producción familiar de alimentos; 930.000 hogares se dedican a la actividad agraria; el 94% del cerca de un millón de explotaciones tienen como titular a una persona física, empleando al 77% de las Unidades de Trabajo Año (UTA) y produciendo el 63% de la Producción Estándar Total (PET).

Las alternativas a la agricultura familiar
Para UPA, el modelo familiar de producción de alimentos es el más sostenible para el medio ambiente, el que produce alimentos de mayor calidad y variedad y el que mantiene vivos los pueblos y lucha contra el despoblamiento.

Frente a la agricultura familiar, aseguran desde la organización, “los modelos agroindustriales se están postulando como sistemas que determinados poderes quieren imponer en el futuro”. Figuras como las macrogranjas o los enormes latifundios monocultivo son, según UPA, “las alternativas a las explotaciones familiares de pequeño o mediano tamaño gestionadas por sus propietarios. Es el momento de que la sociedad europea apueste por el modelo que quiere para el futuro”. En este sentido, los pequeños agricultores reclaman al futuro Gobierno de