Luis Miguel Albisu
   Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) 
lmalbisu@cita-aragon.es

La transferencia de conocimientos siempre ha sido de una gran preocupación en el sector agrario. Es un sector con una alta intervención de las administraciones públicas, por lo que la investigación, con fuentes de financiación pública, debiera llegar con efectividad a los agricultores para la mejora de la competitividad y sostenibilidad de sus explotaciones. Los mecanismos de transmisión de los conocimientos generados desde el ámbito científico, por muy diversas causas, no han tenido todo el alcance que se deseara.

Se aducía, entre otras razones, que los investigadores estaban muy alejados de los problemas reales y su comunicación tampoco era la adecuada; que el esfuerzo que realizaban los investigadores en divulgación no impulsaba el desarrollo de sus carreras científicas; que los servicios de extensión agraria o de transferencia de conocimientos se habían ido deteriorando, después de la entrada de España en la Unión Europea, al burocratizarse sus labores; que la excesiva individualización de los agricultores no favorecía la asimilación de conocimientos y la falta de técnicos capaces de llegar al agricultor era una notable carencia; o que la introducción de nuevas tecnologías desde el sector privado, con todo su potencial técnico-económico, hacía disminuir el papel del sector público.

Pero, además, hay una opinión generalizada en muy distintas instituciones de que el modelo lineal de transferencia desde la investigación al agricultor es un planteamiento obsoleto. Grupos de especialistas desde instituciones internacionales, como la OCDE y la FAO, lo han manifestado en distintos foros desde hace más de una década. La Unión Europea se ha sentido en la obligación de buscar modelos alternativos y los nuevos enfoques consideran que el objetivo final debe ser la innovación.

El acrónimo AKIS (Agricultural Knowledge Innovation Systems) empieza a ser ampliamente utilizado. En un principio la “I” se refería a la Información pero, poco a poco, se ha ido considerando como referente de la Innovación o, para algunas personas, incluye ambos conceptos. Una de las definiciones más atractivas sobre la Innovación, lanzada desde la Fundación Cotec para la Innovación, entiende que es el resultado de cambios (no solo tecnológicos), basados en el conocimiento (no solo científico) y que crean valor (no sólo económico). Se ponen entre paréntesis las interpretaciones más comunes pero que no son excluyentes de otros ámbitos.

No es solo el significado del acrónimo AKIS lo que ha ido variando, sino también el aumento en la complejidad del análisis de lo que debiera suceder para alcanzar unos niveles de innovación adecuados. Es, por lo tanto, algo evolutivo al que se van incorporando nuevas ideas y elementos operativos en el sistema.

Se considera que, en una primera fase, se generó el AKIS 1.0. En esa fase se analizan las relaciones de intercambio de conocimiento entre las distintas instituciones u organizaciones que operan en la cadena agroalimentaria que o bien generan, o transmiten o reciben conocimiento. El proyecto Pro AKIS fue una buena muestra de análisis de la situación que existía en todos los países de la Unión Europea. El objetivo del análisis era mejorar las relaciones con estructuras y organizaciones más eficientes.

En una segunda fase surge el AKIS 2.0, en la que se pretende construir un sistema más innovador y adaptado a las necesidades de los agricultores. En este segundo enfoque, se señala la importancia que los agricultores dan al intercambio de conocimiento con otros agricultores y los asesores afrontan prácticas interactivas para mejorar la innovación. Adquiere una especial relevancia la figura de los “innovation brokers” o profesionales que juegan un papel importante en la intermediación de la innovación. Los nuevos medios de digitalización ofrecen nuevas posibilidades para la co-creación de conocimiento y RICA (Red de Intercambio de Conocimiento Agroalimentario) es una buena muestra.

Los debates y reflexiones en la Unión Europea sobre cómo realizar la transmisión de los conocimientos han sido muy intensos. El SCAR (Standing Committee on Agricultural Research) ejerce un papel de asesoramiento sobre la coordinación de la investigación agraria y la bioeconomía, tanto en la Unión Europea como en los estados miembros. Uno de sus principales objetivos ha sido que la investigación se traduzca en innovación saltando las barreras que surgen en ese proceso.

El SCAR creó un grupo de trabajo colaborador en 2014, con el nombre de Strategic Working Group (SWG), aunque ya venía operando desde 2010 con otro nombre, y en el que participan profesionales de la Comisión y de los estados miembros, para tratar los sistemas de conocimiento e innovación agraria, en definitiva los AKIS.  

El European Innovations Partnerships (EIP) relacionado con la Agricultura (EIP-AGRI) fue creado en 2012 y era parte de la filosofía general de la Unión Europea acerca de los EIP, creados en 2010, pero focalizando en la agricultura, con la idea de propiciar la cooperación y conexión de las distintas políticas e instrumentos relacionados con la innovación. Quería crear un AKIS para toda la Unión Europea.

 En los nuevos planteamientos y para propiciar la innovación, los flujos de conocimiento no solo parten de la investigación a los agricultores, sino que también se valora muy positivamente el flujo en sentido contrario. La comunicación entre los agricultores se estima que es también una gran fuente de co-creación pero, además, se espera que otros agentes del sector como asesores agrarios, empresarios, educadores y formadores así como los agentes de la cadena agroalimentaria debieran intervenir en el proceso.

Los actuales sistemas AKIS incorporan estas ideas, aunque su puesta en práctica no resulte fácil, ya que rompe con actitudes arraigadas durante años entre diferentes colectivos y por la carencia de nuevas habilidades profesionales y de planteamientos institucionales que hay que desarrollar.