Para finalizar, y más allá de presenciar in situ la sexta cosecha con máquina cabalgante de la finca, también se va a aprovechar la oportunidad para presentar lo que está siendo otra importante línea de trabajo del sector frutícola: la mecanización total del cultivo de los árboles frutales llevada a cabo por el INTIA (Instituto Navarro para la Transferencia e Innovación e el sector Agroalimentario).
El cultivo de los frutos secos y del almendro en particular está sumido en una auténtica transformación tecnológica. La mejora genética está permitiendo al agricultor disponer de nuevos portainjertos de vigor reducido y de variedades autofértiles con épocas de floración mucho más tardías que las variedades tradicionales, minimizando por tanto el riesgo de malas polinizaciones o de daños por heladas.
La simbiosis entre esta mejora genética y la experiencia alcanzada después de más de 25 años de uso de la alta densidad en el olivar, ha propiciado la aparición de un nuevo modelo de cultivo conocido como “almendro en seto”. El crecimiento en superficie año a año de este sistema resulta exponencial, estando ya presente en países como España, Portugal, Italia, Túnez, Marruecos, EEUU, Chile, Arabia Saudí o Turquía.
A lo largo de los 8 años de desarrollo del modelo se ha podido verificar: su precoz entrada en producción (más de 1500 kilos/ha de pepita al cabo de apenas 3 años); su regular, elevada y eficiente capacidad productiva; sus menores necesidades de agua y abono, o su mayor facilidad en la aplicación de los tratamientos fitosanitarios. Todo ello considerado frente a otros sistemas de cultivo usados tradicionalmente en el almendro.