Intoxicación por ciguatoxinas: nuevo riesgo alimentario por ingesta de pescado /Jesús Fleta

Fecha: 18-Feb-2020

Jesús Fleta
Departamento de Fisiatría y Enfermería
 Facultad de Ciencias de la Salud - Universidad de Zaragoza
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)
jfleta@unizar.es

La ciguatera es una enfermedad autolimitada producida por la ingesta de determinados pescados que contienen ciguatoxina; su envenenamiento en humanos, especialmente en niños, produce alteraciones gastrointestinales, neurológicas y, ocasionalmente, cardiovasculares. El principal agente causal es el dinoflagelado fotosintético Gambierdiescus toxicus. La generalización de esta enfermedad en muchos países del mundo, la reciente presentación en Europa y en nuestro país, así como la dificultad para el diagnóstico y el tratamiento, hace que su divulgación en nuestro medio sea de carácter prioritario.

Figura 1. El dinoflagelado Gambierdiscus toxicus. [Consultado el 12 de enero de 2020]. Disponible en: https://microbiologiageneraluvg.wordpress.com/2013/08/31/la-ciguatera/

La cadena de envenenamiento con ciguatera comienza cuando animales herbívoros consumen los dinoflagelados y sus toxinas, concentran y transforman las toxinas en sus cuerpos y las transmiten a eslabones más altos en las cadenas tróficas, usualmente con más acumulación y concentración, acompañando a cada paso. Se conocen más de 400 especies marinas en 60 familias diferentes, preferentemente peces de arrecifes coralinos que acumulan ciguatoxinas. Entre las más importantes, debido a su popularidad como alimento, son la barracuda, tiburones, percas y algunos pargos, sargos y meros, entre otras. Rara vez, consumidores primarios, incluyendo peces e invertebrados herbívoros pueden causar ciguatera.

Las ciguatoxinas son muy estables, extremadamente potentes y resistentes al frío y al calor, por lo que al cocinar o congelar los peces o mariscos no se destruyen. Además, el pescado contaminado tiene apariencia, textura y sabor normales. El pez no se afecta por las toxinas y sí otros animales, que incluyen varias especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios e insectos. Figura 2.

Figura 2. Estructura química de una forma de ciguatoxina. [Consultado el 12 de enero de 2020]. Disponible en: http://fundacionio.org/viajar/enfermedades/ciguatera.html

La ciguatera es endémica en ambientes marinos tropicales y aparece entre los 35°N y 35°S de latitud. En el Atlántico es común en Florida, las Bahamas, el Caribe, particularmente en Cuba, República Dominicana, Haití y Puerto Rico. En el Pacífico es frecuente en Polinesia Francesa, las Filipinas, Hawaii y Australia. En el Océano Indico la ciguatera se presenta comúnmente en Madagascar y Seychelles.

Debido al aumento del consumo de pescado, al comercio internacional y al turismo, esta enfermedad se está extendiendo a otras zonas del mundo, incluyendo el mar Mediterráneo. Otros autores creen que la globalización y el cambio climático, que eleva la temperatura de nuestras aguas, influyen también en este fenómeno, incluso se piensa que los grandes barcos podrían haber arrastrado los dinoflagelados. En Alemania se han detectado casos al consumir pargo y sargo importado de países tropicales. En Canarias se han detectado algunos brotes producidos por el consumo de mero y medregal, así como en Barcelona, en personas que habían visitado países tropicales. En nuestro medio, no obstante, sigue siendo una enfermedad muy rara.

La ciguatoxina produce un bloqueo de los canales de sodio que es el responsable de la sintomatología en humanos. La intoxicación (CIE-10: T61.0), en adultos y niños, produce síntomas gastrointestinales, incluyendo diarrea y vómitos, son los primeros en aparecer y pueden acabar en deshidratación y shock. Los síntomas neurológicos aparecen después que los gastrointestinales: mareo, ataxia, temblores y rigidez en los músculos, entre otros síntomas. Ciertos pacientes también se quejan de debilidad, mal sabor y visión difusa. A veces también se observan síntomas cardíacos, tales como bradicardia y taquicardia, así como hipertensión, especialmente en pacientes de mayor edad o con sobrepeso.

La presentación de los síntomas es usualmente rápida, de una a tres horas, tras consumir el pescado contaminado, pero puede demorarse hasta 12 horas o más. Normalmente los síntomas duran dos o tres semanas pero algunos se pueden hacer crónicos y permanecer durante más de un año. La patología exhibida por los niños de corta edad es especialmente grave y la mortalidad se estima entre el 0,1 y el 5%.

No existen pruebas diagnósticas precisas en casos de envenenamiento con ciguatoxinas; en la actualidad, el diagnóstico se basa en los síntomas y en la historia inmediata de consumo de determinados pescados. Tampoco existe, en este momento, tratamiento específico para la ciguatera; el tratamiento sintomático se basa en la administración de carbón activado, calcio, hidratación intravenosa, atropina y analgésicos. El manitol, por vía endovenosa, produce mejoría significativa, según algunas experiencias. 

El riesgo de contraer la ciguatera, actualmente, es generalmente pequeño, pero la única manera segura de evitar el envenenamiento es no comer peces o mariscos provenientes de zonas tropicales y de gran tamaño, especialmente si superan los 2 kilos de peso, lo cual, frecuentemente, no es posible ni práctico. El riesgo también disminuye evitando el consumo de los órganos internos del pescado, como el hígado, cerebro y gónadas, donde más frecuentemente se acumulan las toxinas.

En algunos países europeos, incluido España, se han iniciado proyectos con el fin de detectar la presencia de esta toxina en peces de los mares de nuestro entorno y campañas de información en los centros sanitarios para que se puedan identificar los síntomas. Se debe insistir en el hecho de que es una enfermedad rara en nuestro medio pero se empieza a generalizar debido a los viajes internacionales a países endémicos, comercio internacional e incluso al cambio climático.