Inseminación artificial porcina: Nuevos retos / Fernando de Mergelina

Fecha: 23-Jan-2020

Fernando de Mergelina
Departamento de I+D+i Biotecnologia
 Magapor S.L.
stv2@magapor.com 

La inseminación artificial (IA) es una biotecnología de la reproducción que consiste en depositar el semen en el interior del aparato reproductivo de la hembra por medio de un catéter de inseminación. En la especie porcina, los primeros intentos se realizaron en la década de los años 30, por parte de investigadores japoneses. Desde estos primeros trabajos hasta día de hoy, la IA ha evolucionado desde el punto de vista técnico, permitiendo un mayor desarrollo y tecnificación del sector a nivel mundial y desarrollando nuevas técnicas como la inseminación post cervical (IAPC) y la inseminación intrauterina profunda (IAIUP).

Dentro de estas nuevas técnicas, la que está más ampliamente implementada es la inseminación post cervical, que consiste en la introducción de la dosis seminal directamente en el cuerpo del útero de la cerda. La ventaja de esta técnica sobre la IA tradicional es que mediante una sonda el semen no tendrá que atravesar el cérvix, que actúa como una barrera mecánica e inmunitaria dificultando la llegada del semen al útero y provoca la expulsión de una gran parte de los espermatozoides mediante reflujo.

La inseminación post-cervical lleva implementándose en el mundo desde el año 2007 y a día de hoy la tasa de aplicación de la inseminación post cervical es elevada. En el continente europeo prácticamente el 100% de las hembras existentes en producción se reproducen con protocolos de IA y en algunos países como España y Portugal se utiliza la metodología de IA post cervical en el 90% de las  reproductoras.

Esta técnica ha venido utilizándose únicamente en cerdas multíparas, no así en nulíparas, debido a que el aparato genital de éstas tiene unas características morfo-métricas diferentes, debido al menor desarrollo anatómico y a la ausencia de una gestación previa, todo esto unido a la ausencia de sondas que se adapten a estas particularidades ha provocado una menor eficiencia de esta técnica en las cerdas nulíparas y  por tanto que la técnica no termine de implementarse en este grupo de cerdas y en el sector.

Debido a todas las ventajas que confiere la IA post cervical, como son la disminución del nº de espermatozoides por dosis y reducción del tiempo invertido en la inseminación entre otras,  se está empezando a introducir también en este grupo de cerdas. Para ello se han tenido que diseñar sondas de inseminación especificas que se adapten al aparato reproductivo de las nulíparas, tanto en longitud como en diámetro, además utilizando materiales lo suficientemente rígidos para que puedan penetrar el cérvix pero que a su vez tengan la flexibilidad apta para no dañar al animal en caso que la sonda no pueda progresar.

Para el desarrollo de este tipo de sondas se han llevado a cabo diferentes estudios en los que se midieron las distintas partes anatómicas del aparato genital de cerdas nulíparas de distintas genéticas, para poder conocer las medidas que permitieran determinar con exactitud la longitud y diámetro óptimos de la sonda. Además, como complemento de este estudio se realizaron pruebas de campo en diferentes explotaciones durante tres meses para comprobar la idoneidad de la sonda y de los materiales de la misma dando una tasa de éxito de inserción de la misma cercana a la que se suele presentar en multípara, 92.8%. Asimismo, fue secundada por unos resultados de fertilidad y prolificidad similares a los obtenidos con la IA tradicional.

Las recomendaciones o aspectos a tener en cuenta, a la hora de utilizar esta técnica en cerdas nulíparas se basan en el tamaño y edad de los animales a la hora de ser inseminados por primera vez y poder instaurar esta técnica en la explotación. Las nulíparas que vayamos a inseminar deben tener entre 7.5 y 8 meses de edad y un peso de unos 140-150 kilogramos, además haber pasado dos celos previos a la inseminación. Estas pautas son bastante parecidas a las que se están llevando a cabo hoy en día en la producción porcina, por lo que no es un problema a la hora de su introducción en la explotación.

Como herramientas a la hora de comprobar que la técnica se está realizando correctamente, se han descrito dos indicadores que nos asegurarán de que tanto el manejo es correcto:

  • Un porcentaje de éxito en la introducción de la sonda > 85% de las ocasiones. Es un porcentaje inferior al de las cerdas multíparas en las que el límite es un 92-95%.
  • Los parámetros reproductivos de fertilidad y prolificidad deben ser al menos similares a los obtenidos con la inseminación tradicional.

El uso de esta técnica en nulíparas conferiría una serie de ventajas, permitiendo unificar la metodología de inseminación en todas las cerdas de la granja con todo lo que esto conlleva en términos de manejo y organización (reducción de tiempo de inseminación, utilización de verracos con mayor valor genético, disminuir la presencia de reflujo en las inseminaciones, …..).

Además, para los centros de inseminación también supondría una ventaja organizativa al estandarizar aún más el proceso de fabricación ya que se reduciría el número de tipos de dosis a producir.