El valor añadido bruto (VAB) de un sector productivo es el indicador que mide la riqueza obtenida por dicho sector en un periodo concreto. Su homólogo en relación al conjunto de la economía es el PIB (Producto Interior Bruto) mucho más conocido. Según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, en 2011 el valor añadido bruto de la agricultura ascendió a 21.154 millones de euros (un 4,3% menos) que en 2010. Si comparamos el VAB agrario por ocupado con el PIB general por ocupado, o lo que es lo mismo, la riqueza obtenida por un agricultor respecto a la obtenida por un trabajador medio en España, vemos que las diferencias son notables.

En el año 1996 la riqueza de un agricultor se encontraba en el 65% de la media. Tan sólo 15 años más tarde la situación ha empeorado bastante, llegando a representar tan sólo en la actualidad el 50%. La riqueza que genera el sector agrario a las personas que trabajan en dicho sector está decreciendo en exceso. La renta de los profesionales del sector agrario, imprescindible para nuestra economía e imprescindible también para nuestro bienestar y calidad de vida, está viéndose deteriorada paulatinamente.


Algunas noticias de los últimos días invitan a la reflexión sobre la apuesta definitiva que debe hacerse por desarrollar en mayor medida nuestros sectores productivos, aquellos que muchos expertos coinciden en señalar como los que deben sacarnos de la crisis (sector turístico, sector agroalimentario, etc.). Durante esta semana se pudo escuchar que el sector turismo se había comportado en 2011 de manera extraordinaria, beneficiado por, entre otras causas, la inestabilidad existente en los países árabes. Como se suele decir, a río revuelto, ganancia de pescadores. Convendría aprovechar el momento para fortalecer aún más ese sector con vista a que la situación vuelva a la normalidad en unos años y haya que volver a competir en igualdad de condiciones.


Mientras, un grupo de ganaderos se convertían en noticia por haber comprado su propia leche en un supermercado en el que consideraban que se vendía demasiado barata. ¿Cómo es posible que se llegue a esto? ¿Qué se está haciendo mal para que los principales agentes de un sector productivo tan importante como el lácteo en España tengan que recurrir a tan inusual forma de retirar producto del mercado? ¿No existen mecanismos institucionales para hacerlo? ¿Será que no funcionan? Si es así, algo habrá que hacer. Recordemos que sin agricultura, nada.