El sector agrario y la gestión del territorio: medio ambiente y el mundo rural

En lo que a medio ambiente se refiere, el sector agrario es objeto de exigencias muy por encima de otras actividades económicas o ciudadanas, como la construcción y el desarrollo urbanístico, la industria… actividades que, en muchos casos, comportan un riesgo muy superior sobre la salud de las personas.

Fecha: 20-Mar-2018

Resulta paradójico que, la misma sociedad que exige sostenibilidad al sector agrario, contribuya al desarrollismo urbanístico de áreas naturales de gran valor en forma de segundas residencias, y arroje toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera para ocupar tales residencias de forma periódica.

No obstante, el sector agrario además de ser imprescindible para los paisajes, que actualmente conocemos, está demostrando cada día su compromiso con el entorno. Consecuentemente, los/as agricultores/as y ganaderos/as europeos responden a la legislación más estricta del mundo en materia medioambiental.

 

La explotación agraria sostenible

La sostenibilidad es un concepto que, cuando hablamos del sector agrario, debe ir necesariamente ligado al de soberanía alimentaria. No tiene sentido decir que, el modelo productivo europeo debe ser más sostenible ambientalmente si el modelo alimentario se basa en la importación procedente de países terceros sin las exigencias de protección ambiental y social comunitarias.

Bajo esta premisa, abordamos la sostenibilidad como la necesidad de un equilibrio que no comprometa los recursos del futuro. Este equilibrio debe extenderse a todos los ámbitos: el medioambiental por supuesto, pero también el social, el económico y el demográfico. Sin garantías de rentas para quienes producen no hay sostenibilidad posible, como tampoco la hay sin justicia social donde los alimentos son producidos, ni tampoco si el territorio donde los alimentos deben producirse se despuebla. Hoy por hoy, en Aragón, la principal amenaza para un desarrollo sostenible es el creciente desierto demográfico en que se convierte el territorio.

La agricultura sostenible, desde la perspectiva de la producción, requiere de una gestión dinámica, basada en:

  1. Desarrollo de sistemas integrales de gestión de ecosistemas agrarios, con un manejo adecuado del suelo, diversidad agrícola, agua y nutrientes.
  2. Uso racional de medios biológicos y químicos, que reduzcan al máximo la contaminación ambiental.
  3. Preparación de los suelos conforme a criterios ambientales adecuados, utilizando técnicas que eviten los procesos degradativos.

Para que ello sea posible, no sólo es necesaria la implicación del agricultor/a, como primer eslabón de la cadena alimentaria, sino de toda la sociedad, puesto que sin un consumo consecuente con las exigencias más elevadas del mundo en protección ambiental, y por lo tanto, consciente de que esa diferencia se paga el modelo sostenible no se sostiene en lo económico.

Por tanto, desde UAGA – COAG exigimos:

El desarrollo de una Política Agraria Comunitaria justa y legitimada socialmente, que garantice las rentas de la explotación familiar agraria sostenible y proteja los precios de los/as agricultores/as europeos, en el marco de una agricultura con plenas garantías para el respeto medioambiental y la calidad de los productos para los/as consumidores/as.

El desarrollo de modelos de producción de vocación agroambiental, en el marco de los contratos territoriales de explotación, siendo expresión del papel multifuncional que la explotación familiar agraria ha de desempeñar en un desarrollo del medio rural sostenible y en una gestión del territorio basada en el respeto al medio natural y a la producción alimentaria de calidad.

El fomento de mercados alimentarios locales y de proximidad, basados en la producción local de calidad y en el comercio justo y comprometido, social y medioambientalmente.

En todo caso, y teniendo en cuenta que es necesario un mejor enfoque de la percepción social de la sostenibilidad del sector agrario, y asumiendo que nuestros responsables políticos hasta la fecha no han estado a la altura de las circunstancias, hemos de impulsar nuevos planteamientos recíprocos que nos acerquen a la demanda social:

Es el momento de asumir patrones culturales donde se plantee con firmeza la sostenibilidad como forma de producir, pero también de consumir.

Sin una faceta económica justa, no hay sostenibilidad posible.

El equilibrio entre actividad agraria y medio ambiente basado en el uso racional de los factores de producción debe ser correlativo con un modelo de consumo responsable, sostenible y solidario.

La percepción social de la sostenibilidad debe ser más fundamentada. Las diferentes vertientes que comporta: científica, cultural, mediática – publicitaria, económico – empresarial… deben abordarse de forma serena y rigurosa. Una sociedad que exige sostenibilidad debe auto exigirse sostenibilidad en todas sus acciones, no sólo las más visibles, como puede ser la actividad agraria.