El centro tecnológico Aitiip logra desarrollar bolsas de plástico y alimentos desde residuos de champiñón
El centro tecnológico Aitiip, ubicado en Zaragoza, participa en el proyecto europeo Funguschain, que, a partir de residuos de champiñón, ha creado nuevos productos como bolsas biodegradables, jabones, aceites esenciales o comida con enriquecimiento vitamínico para mayores. Los 15 socios europeos del proyecto, que está financiado por la Comisión Europea y hace posible la bioeconomía circular, han establecido además un nuevo concepto de biorrefinería, que revolucionará el sistema industrial actual.
Fecha: 15-Apr-2021
Fuente: Aragón digital
No en vano, por cada kilogramo de champiñón cultivado, aproximadamente un 25% se desecha como residuo. El ejemplo más claro es el tallo, una parte del hongo que no suele comercializarse pero que, sin embargo, posee moléculas de altísimo valor proteico que pueden ser utilizadas como base para crear nuevos bioproductos plásticos, cosméticos y alimenticios. Un proyecto financiado por la Comisión Europea y en el que participan 15 socios de diez países europeos.
Cada año, solo en Europa, se generan toneladas de residuos de champiñón que pueden ser revalorizadas y aprovechadas industrialmente. Para ello, el socio irlandés del proyecto y uno de los mayores productores de champiñones del mundo, Monaghan Mushrooms, ha establecido un centro de tratamiento de residuos de champiñón para llevar a cabo los procedimientos de estabilización, pretratamiento y extracción en cascada que se han investigado en Funguschain.
El proyecto ha centrado sus esfuerzos en establecer un nuevo concepto de biorrefinería para extraer moléculas, estructurado en cuatro fases: extracción en frío, extracción asistida por microondas, extracción presurizada con agua caliente y digestión anaeróbica. Cada una de estas fases, que pueden ser paralelas al resto, implica una metodología distinta de extracción para obtener diferentes productos.
Aplicabilidad en múltiples sectores
Funguschain ha demostrado científicamente la amplia gama de posibilidades y los beneficios que ofrecen las moléculas del residuo de champiñón a nivel social, económico e industrial. Con el aprovechamiento de la materia prima se establece un modelo de economía circular que involucra a toda la cadena de valor de los sectores implicados: alimenticio, cosmético y plástico.
El proyecto ha detectado los beneficios de las moléculas de champiñón, por ejemplo, en la nutrición, ya que sus propiedades pueden ayudar, entre otras cuestiones, en el síndrome metabólico asociado a la obesidad. Además, la incorporación de estas moléculas a ciertos alimentos como pan, salchichas o salsa instantánea de champiñones han demostrado características muy favorables para la salud, siendo especialmente interesante para los consumidores vulnerables como los ancianos, al convertirse en suplemento de vitamina B12 o complemento de fuente de proteína vegana.