El cambio climático transforma la industria del vino a nivel global

Por encargo de ProWein, la Escuela Superior de Geisenheim Mitte entrevistó en 2019, por tercera vez, a 1.700 expertos de la industria del vino de 45 países sobre los mercados internacionales, las tendencias en la comercialización y la situación económica. Como conclusión, a corto plazo la industria afronta los retos que plantean la política sanitaria, la economía global y las crecientes barreras comerciales. A largo plazo, el cambio climático plantea grandes desafíos para el sector que se llevan manifestando cinco años.

Fecha: 20-Dec-2019

Fuente: Interempresas

Los retos actuales de la industria del vino

La política sanitaria y el clima económico actual son desafíos con un impacto muy fuerte a corto plazo

A corto plazo, las empresas consideran los efectos de la restrictiva política sanitaria con el aumento, en parte importante, del tipo de impuestos y los precios mínimos del vino y del alcohol como el mayor reto para la industria del vino. El empeoramiento de la situación económica global y las crecientes barreras comerciales se califican como el segundo reto más importante. Los efectos de un Brexit sin acuerdo, así como la competencia de otras bebidas alcohólicas y la venta desregulada del cannabis se consideran como comparativamente reducidos.

Desde el punto de vista de las empresas, el cambio climático será el reto que tendrá, con mayor probabilidad, unos efectos muy fuertes en el sector.

En consecuencia, representa a corto plazo el tercer reto más importante. A diferencia de los otros, el cambio climático es el peligro que se producirá con la mayor seguridad. El 73% de las empresas prevén repercusiones del cambio climático en su empresa.

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Los efectos provocados por el cambio climático en los últimos 5 años

Los más afectados, los productores

La medida en que se manifestó el cambio climático en las empresas en los últimos 5 años varía en función de la posición de esta en la cadena de creación de valor. Nueve de cada diez productores de vino ya han sufrido sus efectos, mientras que entre los comercios, solo seis de cada diez. Los productores más afectados suelen tener menos posibilidades de evitar los efectos del cambio climático por estar ligados económicamente a sus tierras de propiedad.

Rendimientos menores y muy variables en más de la mitad de los productores

En los últimos 5 años, los mayores efectos se registraron en el ámbito de la viticultura. Más de la mitad de los productores de uva tuvieron unos rendimientos reducidos debido a fenómenos meteorológicos extremos, tales como heladas tardías, lluvias intensas, granizo o estrés de las uvas por sequía. Como consecuencia, la volatilidad de las cantidades de uva cosechadas se ha incrementado fuertemente; al mismo tiempo, esta volatilidad ha producido fuertes fluctuaciones de los precios en el mercado de uvas y vino a granel. La regulación del rendimiento existente solo permite compensar de manera limitada la merma de la cosecha a través de mayores cosechas posteriores. Prácticamente uno de cada dos productores de uva ya ha tenido que cambiar sus procesos empresariales debido a los tiempos de cosecha más cortos y crear mayores capacidades de recepción.

Las características sensoriales de los vinos han ido cambiando

Tanto el comercio como las grandes bodegas declaran, en su mayor parte, que las características sensoriales de los vinos se han ido modificando. La mitad de las bodegas de mayor tamaño y las grandes bodegas que adquieren uvas y vino a granel de varios productores ya han tenido que aplicar nuevos procedimientos enológicos para mitigar los efectos que tienen las uvas y el vino a granel modificados por las condiciones climáticas en el vino listo para el consumo. En las bodegas y cooperativas con producción propia de uva, estas tecnologías se han utilizado en menor medida.

La mayor volatilidad ha aumentado el riesgo para los actores

En la actualidad, el cambio climático ya está influyendo en la coordinación entre los actores de la industria del vino. La variabilidad de las cantidades de uva cosechadas y la calidad de los vinos incrementa, por una parte, la volatilidad de los precios y, por otra, el riesgo a nivel de la disponibilidad del vino. En caso de pérdidas en la cosecha, los viticultores casi no se benefician  de los aumentos de precios y las grandes bodegas se ven confrontadas con el problema de adquirir suficientes uvas y vino a granel para cubrir las cantidades prometidas al comercio alimentario. En años con una oferta excesiva a nivel mundial, se produce una caída de los precios dado que la demanda se mantiene constante y solo una reducida cantidad de vino es apto para la conservación a largo plazo.

Mayor coordinación a lo largo de la cadena de creación de valor

Con el fin de asegurar la adquisición de mercancía y reducir el riesgo, las empresas, tales como las grandes bodegas compradoras, los exportadores y el comercio, pueden reforzar su cooperación o pasar a otros proveedores. En el pasado, sobre todo los exportadores y las grandes bodegas ya hicieron uso de estas estrategias, reduciendo así los efectos al final de la cadena de creación de valor al nivel del comercio y de los consumidores.

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Porcentaje de empresas que han notado los efectos del cambio climático en los últimos 5 años.

Impacto previsto del cambio climático

La rentabilidad de las empresas irá en descenso y restringirá su capacidad de adaptación

A lo largo de los últimos 5 años hubo ganadores (23%) y perdedores (35%) económicos debido al cambio climático. Para los próximos diez años, sobre todo las cooperativas (53%) y las bodegas (44%) prevén una reducción fuerte o muy fuerte de su rentabilidad como consecuencia del cambio climático. El descenso de la rentabilidad impide la capacidad de aumentar la adaptación al cambio climático por medio de inversiones.

Los viticultores ven una mayor demanda de variedades de uva adaptadas al clima

En los próximos años, los efectos del cambio climático en la producción de uva que se han podido observar hasta ahora irán en aumento. Para el futuro, los productores de uvas prevén un fuerte aumento del uso de variedades de uva más apropiadas para el clima. Uno de cada tres productores prevé esta necesidad hasta el año 2030.

Aumentará la necesidad de nuevos procedimientos enológicos

Para los próximos diez años, el 62% de los comercios, el 55% de las grandes bodegas embotelladoras y el 42% de los productores de vino prevén que continúe el cambio de las características sensoriales del vino. En el futuro, la estrategia de adaptación de los nuevos procedimientos enológicos también se irá imponiendo entre las bodegas independientes y las cooperativas y será aplicada por la mayoría de las grandes bodegas.

La creciente volatilidad de la disponibilidad, los precios y la calidad sigue aumentando el riesgo para el sector

Para el futuro, sobre todo los comercios y los exportadores prevén un fuerte aumento de la volatilidad de los precios y la disponibilidad del vino que, hasta la fecha, era compensada, en parte, por las grandes bodegas. Hasta 2030, entre la mitad y dos tercios de los actores prevén un aumento de los riesgos que se manifestará a través de nuevas formas de cooperación con los productores, pero también con una merma de la rentabilidad.

Los compradores pasarán, en mayor medida, a otros proveedores y procedencias

Más del 40% de los comercios prevén pasar, en el futuro, a otros proveedores o países de procedencia si sus proveedores habituales se ven influidos por el cambio climático. Esto aumentará, adicionalmente, la presión económica para los productores de uvas y vino que, por su parte, disponen de netamente menos posibilidades de evitar estos efectos.

Como consecuencia del cambio climático, los consumidores seguirán cambiando su consumo de vino, en el sentido contrario al cambio climático del vino

En la actualidad, los comercios ya observan cambios en el comportamiento de consumo de los consumidores en el curso del cambio climático. Por ejemplo, en veranos calientes se reduce el consumo de vino y desciende la demanda de vinos tintos potentes. También para el futuro, el comercio prevé un aumento de la demanda de otros tipos de vino (63%) y otras bebidas (47%). Por lo tanto, existe una evolución diametralmente opuesta entre la producción y la demanda. El cambio climático lleva a la producción de vinos más potentes con un mayor grado de alcohol, a la vez que induce a los consumidores a pedir, en creciente medida, vinos más ligeros y frescos. Por este motivo, más de la mitad de los comercios (57%) piden que los productores apliquen nuevos procedimientos enológicos para poder producir los perfiles de vino existentes a pesar del cambio climático.

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Situación económica actual y futura de la empresa por países, mostrando el Saldo (opiniones positivas menos negativas) de la situación económica actual y futura (en 12 meses) dentro de la empresa.

Medidas del sector para la adaptación al cambio climático

Los actores de la industria del vino ven una amplia necesidad de mejorar la sostenibilidad del sector. Además de reducir el consumo de agua, es necesario disminuir la demanda de energía y, en consecuencia, la huella de carbono generada en la producción y la venta del vino. Adicionalmente, existe el gran reto de convencer también a los consumidores del vino sostenible. En este ámbito, unos estándares sectoriales uniformes, combinados con amplias campañas de información y convencimiento, pueden representar una posible solución.

En concordancia con los fuertes efectos observados en el cultivo de la vid, las estrategias de adaptación aplicadas hasta la fecha se han concentrado, principalmente, en medidas en el ámbito de la viticultura y cambios en la gestión de la cosecha. También se introdujeron sistemas de riego, aunque estos fracasan a menudo debido a su elevado coste y a la disponibilidad limitada del agua. A la vista de que las medidas de adaptación en la viña llegan, en parte, a sus límites, el próximo paso será reforzar las medidas enológicas en la bodega y pasar a otras variedades de uvas o pies.

Hasta 2030, el cambio a otras superficies de cultivo (todavía) no tiene relevancia para el 45% de los productores; sin embargo, el 27% ya han realizado estas medidas o prevén hacerlo. Las adaptaciones a nivel de la viticultura y la enología también exigirán, en el futuro, una flexibilización de la reglamentación legal existente.

La importancia de la sostenibilidad

El 86% de los actores está de acuerdo en que la industria del vino debería concentrarse, en mayor medida, en la producción sostenible. El grado de aprobación es el más alto entre los comercios en Escandinavia (96 %) y en el Sur de Europa (93 %). Tres cuartas partes de los encuestados consideran que una contribución necesaria de la industria del vino consiste en reducir su huella de carbono. En este ámbito, se encuentra la mayor aprobación en Italia (81%) y la menor en Alemania (65%)

Solo existe optimismo en que, en el futuro, también los consumidores darán preferencia a vinos producidos con neutralidad climática. El mayor grado de optimismo se encuentra entre los comercios en Escandinavia y en el Sur de Europa (91%), mientras los productores alemanes, con un 38%, se muestran más bien escépticos. El 40% de los actores prevén que las repercusiones económicas negativas del cambio climático influirán en la demanda de vino.

El atractivo de los mercados de exportación

Al ser preguntados sobre el grado de atractivo actual, los exportadores y productores de vino valoran al ámbito de Escandinavia, liderado por Noruega y Suecia, como el mercado de exportación más atractivo del mundo. En los siguientes puestos se encuentran Japón, China, Hong Kong, EE UU, Canadá y Polonia. La valoración ligeramente inferior de China y Hong Kong está basada, sobre todo, en las grandes existencias en almacén y la demanda interior algo menor. En el momento de la encuesta aún no se han tenido en cuenta las protestas políticas en Hong Kong.

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Atractivo actual de mercados específicos.

Valor medio, cómo se evalúa el atractivo económico actual de los siguientes mercados (de -2 = muy poco atractivo a 2 = muy atractivo).

EE UU y Canadá han podido demostrar nuevamente su papel como importantes mercados de exportación; sin embargo, aún quedan por ver los efectos del incremento de los derechos de importación para la mayoría de los vinos europeos aplicado a partir de octubre de 2019. Después de 2017, Polonia ha vuelto a la lista de los 7 principales mercados de exportación. A la vista de la situación del Brexit, que sigue sin aclararse, y sus efectos económicos que ya se perciben en el mercado interior, la valoración del mercado británico se ha reducido aún más hasta alcanzar un nuevo mínimo histórico.