La creciente demanda de quesos de calidad y características singulares en casi todos los países, con especial atención a la creciente exportación de quesos en casi todos los mercados de países desarrollados, está haciendo florecer una profesión para la que existen pocos especialistas y que en un futuro inmediato ofrecerá interesantes oportunidades laborales: El afinador de quesos, un un técnico que trabaja en todos los estadios de la producción de los quesos, verificando su calidad con el objetivo de hacer de cada pieza un producto singular y perfecto.

Es una figura asimilable a la del enólogo, que cuida el vino para que éste madure de la manera correcta, mientras el afinador sabe programar la evolución de los quesos y elegir los tiempos de maduración más adecuados en función de los gustos de sus clientes.

La formación para llegar a esta profesión no está reglada y solo la práctica permite ir acumulando conocimientos. No obstante, una formación de base es conveniente, porque al final se trata de controlar proceso biológicos de los componentes de la leche (caseína, lactosa o grasa) para que durante la maduración den el resultado esperado en aroma, sabor y textura. Y son procesos en los que la iniciativa y la creatividad tienen siempre cabida, porque pueden durar desde unos pocos días hasta varios años, dependiendo del tipo de pasta, su tamaño y el tipo de leche.

En el mundo existen más de 2000 variedades y tipos de queso gracias resultado de las diferentes variaciones de leche, el tiempo de maduración, la región de origen y cultura quesera, por lo que el queso es un elemento de identidad en diversas regiones.