El 83% de las explotaciones de vacuno del Duranguesado son de razas autóctonas

Los ganaderos apuestan por obtener el máximo beneficio con animales que se adaptan a la orografía, como la Terreña y la Pirenaica

Fecha: 07-Feb-2018

Fuente: FEAGAS

Los ganaderos del Duranguesado apuestan por animales autóctonos. Según la cooperativa agrícola y ganadera Lorra, ocho de cada diez explotaciones de carne de vacuno trabaja con razas autóctonas, principalmente con Pirenaica. Koldo Bilbao asegura que las explotaciones se han profesionalizado más y para obtener el máximo beneficio su apuesta pasa por animales que se adapten al entorno. Tanto la Terreña como la Pirenaica son razas de pasto de altura, perfectas para la orografía del Duranguesado. De las 36 granjas dedicadas a este sector, 30 apuestan por estas dos razas, según publica Manuela Díaz en El Correo.

En estos momentos Bizkaia cuenta con 214 explotaciones de carne de vacuno que trabajan con razas puras. 36 de ellas, un 16%, se integran en el Duranguesado y Amorebieta-Etxano y aportan un total de 646 vacas mayores de 14 meses. Por razas, la comarca cuenta con 26 granjas que apuestan por las Pirenaicas, cuatro que trabajan con Terreñas, tres de raza Limusina, dos dedicadas a la Blonda de Aquitania y una Charolesa.

En el caso de la Pirenaica, el Duranguesado es, junto a la zona de Orozko, el núcleo duro de esta raza. Una vaca rústica, “alegre” en el campo pero dócil en el establo, que se adapta muy bien al terreno montañoso.

En las últimas décadas el ganadero vizcaíno ha apostado por sustituir las razas mixtas por puras, se ha profesionalizado y trabaja para garantizar una mejora genética que proporciona carne de más calidad y animales más pesados. Este camino comienza a dar sus frutos, que se hacen evidentes en concursos morfológicos y en ferias de ganado, como la de San Blas, que reunió a lo mejor de la comarca en Abadiño el pasado sábado. Allí se impusieron el elorriarra Karlos Ibarrondo, con una explotación de 30 vacas Limusinas, y que ganó el mejor lote, así como los abadiñarras Ibon Lasuen, que obtuvo los premios a la mejor novilla y al mejor toro, en su caso de raza Pirenaica, y José Antonio Bilbao, con la única explotación de Charolesa del Duranguesado, que ganó el premio a la mejor vaca. Desde que hace tres años Abadiño recuperara el concurso de ganado vacuno, los tres se reparten los premios. Todos ellos, además, se integran en los planes genéticos de cada raza.

Karlos Ibarrondo asegura que la apuesta por la mejora genética de las razas ha mejorado la calidad de la carne y el peso de los animales de manera “bestial”. Y eso, asegura, se ha dejado ver en el consumo local. “Hay grandes superficies de aquí que en lugar de traer carne de fuera como hacían antes, están apostando por tener producto local porque ven que la calidad es extraordinaria”, señala el ganadero elorriarra.

El más veterano de los tres, Antonio Bilbao, lleva cuatro décadas de experiencia a sus espaldas y considera que la evolución del ganado camina de la mano de la feria de San Blas. A Abadiño llegan los mejores ejemplares y es un escaparate de la ganadería vasca y del trabajo que los ganaderos han realizado durante años. “Antes la feria era de compra-venta, se traía lo que se tenía, y ahora es una exposición y para venir es necesario trabajar al animal durante todo el año”, apunta.

Koldo Bilbao matiza que si de algo despunta el Duranguesado es porque se concentra un gran número de explotaciones en un círculo muy reducido. Esta concentración produce una mayor interacción entre los ganaderos, algo que anima a los más jóvenes a apostar por el sector. “Es una comarca muy activa y con una importante presencia de gente joven con inquietudes de mejorar”, explica. Este sería el caso de Lasuen que, pese a sus 27 años, lleva 11 trabajando en su explotación de Abadiño. Reconoce que las ayudas para emprender un negocio de este tipo se quedan cortas ya que la inversión previa es muy fuerte.