Clamor sanitario contra las macrogranjas de cerdos

Las macrogranjas de cerdos tienen efectos secundarios. “La contaminación del agua causada por la filtración de purines altera el equilibrio del ecosistema acuático, favorece la resistencia a los antibióticos y puede ser vector de transmisión de varias enfermedades”. “El aire también puede verse contaminado por las emanaciones producidas en las granjas”, lo que se traduciría en consecuencias nocivas para la salud. Y es que, sólo el olor, puede acabar provocando estrés e hipertensión. Médicos como el neumólogo Jesús Martínez-Moratalla o la intensivista Ángela Prado Mira han alzado la voz, citando decenas de artículos científicos, para advertir que las macrogranjas de cerdos pueden suponer un problema de salud pública por los residuos que generan, los purines.

Fecha: 21-May-2018

Alpera, Ayora, Tarazona de La Mancha, Pozuelo o Montealegre del Castillo. Los macroproyectos de granjas de cerdos planean sobre pequeñas poblaciones que están en pie de guerra. Así, el informe de la intensivista albaceteña advierte de que hasta ahora se ha prestado poca atención a cómo el uso de antibióticos en las granjas contribuye al problema general de la resistencia. La Medicina Veterinaria cada vez concede mayor importancia al uso restringido de estos fármacos en animales criados para consumo humano. Y es que si suministramos antibióticos de forma indiscriminada a los animales destinados al consumo humano, estos desarrollarán cepas comensales resistentes a los antibióticos, que posteriormente podrían pasar al ser humano a través de los diferentes productos alimentarios.

Para acelerar la ganancia de peso en los animales y prevenir enfermedades, macrogranjas de cerdos de cría intensiva suministran antibióticos. De hecho, Entre 2001 y 2009, el consumo de antibióticos en la producción animal aumentó un 45%, y más del 80% de los fármacos recetados fueron utilizados en el sector porcino.