«Nunca había visto un ternero y ahora soy la más feliz del mundo»: el 20% de quienes se incorporan anualmente al medio rural en Aragón son mujeres

Las ayudas a la incorporación a la agricultura y la ganadería de la DGA, que en dos años han aprovechado 303 altoaragoneses y cada vez más mujeres, permiten a los jóvenes a las mujeres asentarse en el medio rural. LEER MÁS: Adesho y Concilia presentan el estudio 'Necesidades de la mujer rural en la Comarca Hoya de Huesca/Plana de Uesca'.

Fecha: 14-Feb-2018

Fuente: Redr

Artículo de Elena Puértolas, publicado en Diario del Alto Aragón.

Isabel Atarés se levanta a las 7:00, deja a su hijo de 5 años con su madre media hora después y se enfunda en el mono para empezar la faena en su granja de terneros mamones. Toman leche a su hora como cualquier bebé, les arregla la "cama" (de paja), recibe a los veterinarios... y por la tarde le toca volver. Sus amigas todavía no entienden por qué esta administrativa cambió la capital oscense y su trabajo de oficina por una explotación que le exige una dedicación los 365 días del año. Además, "no había visto un ternero en mi vida, prácticamente hasta que me los trajeron en el camión, pero ahora no cambiaría mi granja por nada". La ganadería le ha permitido vivir en Curbe, en Los Monegros.

"Volver al pueblo está bien pero ¿de qué trabajo?", se preguntaba cuando se lo planteaban con su marido, al que le apetecía el retorno porque se crió en Lalueza. Con ese pensamiento, vio la oportunidad de cumplir su sueño con las ayudas a la incorporación de jóvenes agricultores del Programa de Desarrollo Rural para Aragón 2014-2020.

El Gobierno de Aragón, con el apoyo de Fondos Europeos, destinará para este año 20 millones de euros. Aunque ya se daban puntos por vivir en la misma comarca de la explotación o limítrofes, como novedad se premia la residencia en el municipio para favorecer el asentamiento en el medio rural, destaca el director general de Desarrollo Rural, Jesús Nogués.

Con todo, Isabel Atarés lamenta el excesivo papeleo que se exige, con el que empezó en 2014, y fue en abril de 2016 cuando le llegaron los primeros terneros a la granja. Estas ayudas tuvieron un parón de dos años y en los dos últimos han llegado a 834 aragoneses. En 2016 se destinaron 30 millones, para compensar el "atasco", que recibieron en parte 171 jóvenes; y en 2017, 132 jóvenes obtuvieron parte de otros 20 millones, detalla Nogués. Del total, 303 son de la provincia de Huesca y un 20 % son mujeres como Isabel.

Para este año, se han acercado muchos interesados (no pueden haber cumplido los 41 años) a las oficinas de las agrupaciones Asaja y Uaga para presentar su plan antes del 15 de marzo. "Ha venido más gente a preguntar que el año pasado, menos que hace dos años que fue el boom, pero no sabemos cuántos se cerrarán", comenta el técnico de Asaja José Antonio Salas. La inversión media es de 170.000 euros, pero una granja de 2.000 cerdos de cebo conlleva un gasto de 400.000 euros, añade. En general, reciben una media de 42.000 euros, al margen de la inversión, y el máximo es de 70.000, indica Nogués.

Inicialmente Isabel Atarés pensó en una granja de cerdos, pero conseguir un terreno que cumpliera la normativa a un precio razonable le fue imposible, así que un amigo le habló de los terneros mamones y se lanzó con el apoyo de Uaga. En el caso de los terneros, la inversión es menor, pero la rentabilidad también. "Aún hay gente que piensa que estoy loca, pero si me dan a elegir lo tengo claro: soy la más feliz del mundo", indica.

Empezó de cero. Su madre le donó el terreno para construir la granja, que segregó del lote de los abuelos que fueron los colonos que bajaron de Bara, en la Sierra de Guara. El resto de las tierras se las arrendó para cultivar cereal, por lo que además de construir la explotación compró un tractor. "Empezar de cero exige mucho sacrificio, pero merece la pena el esfuerzo", indica.

Son muchos los jóvenes que dan continuidad a explotaciones familiares, y una parte son de la montaña. En esta zona especialmente, el secretario provincial de Uaga, Joaquín Solanilla, resalta que es "prácticamente imposible" empezar de cero. Además, parte de este programa se destina a la modernización de instalaciones de agricultores de cualquier edad. La técnico de Uaga Inés Artero resalta que "muchos se quieren quedar en el pueblo y ven en el ganado intensivo una oportunidad". En 2016, se aceptaron el 65 % de los planes de incorporación y el 87 % de modernización; y, en 2017, el 83 % y el 90 % respectivamente. Ahora, se espera que este año "se desatasque la acumulación", indica Nogués.

Cada euro invertido se multiplica por cinco

El técnico de Asaja resalta que "estas ayudas no solo son importantes para la persona, sino para el medio rural, porque generan economía en la zona. Cada euro invertido se multiplica por cinco". También considera que "con todo lo buenas que son, son insuficientes en áreas de montaña", donde la actividad es la que mantiene el territorio y el incremento que reciben por esta condición no compensa los gastos. En estas zonas, la apuesta es la ganadería extensiva, para la que se dan más puntos. Además, este año se valora más que se encuentren en espacios naturales protegidos y que se integren en denominaciones de origen", señala Nogués.

Con todo, jóvenes de montaña se quejan de que se les exige incorporarse con un número de cabezas que les garantice un 35 % de la renta agraria de referencia que publica el Ministerio (para 2018, BOE de 28 de diciembre de 2017) y que asciende a 28.725 euros, lo que supondría unos 10.000 euros. "Es un mínimo muy mínimo para que una explotación permita ser agricultor profesional a un joven que se incorpora. Y el objetivo es, precisamente, el incorporar profesionales, de forma que por lo menos la mitad de su renta provenga del sector agrario. De lo contrario, estaríamos favoreciendo una economía de mera subsistencia", argumenta Nogués. Esto supone empezar con 350 ovejas o 56 vacas y para algunos jóvenes implica demasiado.

El Gobierno de Aragón quiere incidir en la formación y ampliar el curso actual de 100 horas. Isabel no sabía nada de nada de terneros pero "el integrador te enseña a todo, pasa la veterinaria... y luego el día a día es un máster", comenta.

Un 20 % son mujeres

No oculta tampoco que le molesta cuando alguien relaciona el trabajo en una granja con alguien sin estudios o duda de que sea ella la que se ocupa; y recuerda que hasta no hace muchos años las mujeres rurales se encargaban de los animales. El 20 % de quienes se incorporan son mujeres y para ello Desarrollo Rural colabora con el Instituto Aragonés de la Mujer para "solucionar el problema de masculinización del medio rural", define Nogués. Asaja resalta que al final "son las que fijan población en el medio rural".

Ahora, Isabel Atarés solo piensa en sacar sus terneros adelante, en amortizar la inversión e incluso en ampliar su explotación. Nunca se imaginó a sí misma en esta situación y con estas ganas de luchar cuando después de su trabajo a media jornada pasaba las tardes Coso arriba, Coso abajo en la capital oscense. Ahora, se agobiaría. Apunta que le animó el hecho de que haya escuela en Curbe y también destaca que esto es posible gracias a que su madre cuida de su hijo. Ahora, su lema es "yo puedo y voy adelante" y su recompensa, ver a su hijo crecer feliz en el pueblo, donde un día puede dejarle un trabajo.