Agricultura digital y formación, las claves para superar los desafíos que amenazan al campo español

Los retos que plantea la estrategia 'De la Granja a la Mesa' propuesta por la Comisión Europea comprometen la viabilidad de los sistemas agrícolas tradicionales. En este sentido, las herramientas tecnológicas que ya están a disposición de los profesionales del campo se tornan imprescindibles para alcanzar el nivel de sostenibilidad que se va a exigir en los próximos años.

Fecha: 05-Jun-2020

Fuente: Interempresas

La presentación el pasado 20 de mayo de la nueva estrategia propuesta por la Comisión Europea (CE), 'De la Granja a la Mesa' (Farm To Fork), establece unos objetivos que se resumen en el lema: 'Por un sistema alimentario justo, sano y respetuoso con el medio ambiente'.

La Estrategia se enmarca dentro del Green Deal o Pacto Verde europeo que tiene como objetivo esencial convertir a Europa, en el año 2050, "en el primer continente del mundo que alcance el status de neutral en términos de contaminación".

El objetivo intermedio en este camino es llegar a 2030 con un nivel de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) 50% inferior al registrado en Europa en el año 1990. Por tanto, la Estragia presentada es un nuevo enfoque para "asegurar que el sector agrario, la pesca y la acuicultura y la cadena de valor alimentaria contribuyen a lograr este fin".

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Microparcelas de ensayo de nuevas variedades de cultivos extensivos en el marco de la red GENVCE.

El auge del mercado de la alimentación ecológica en Europa

'De la Granja a la Mesa' no solo es un compendio de ideas para orientar la producción de alimentos en los próximos años, sino también una guía para encauzar el modo en el que los agricultores y ganaderos europeos gestionan sus explotaciones.

Uno de los objetivos principales en este apartado es la aspiración de la CE por alcanzar, al menos, un 25% de superficie agraria bajo el sistema de producción ecológica en el año 2030. Según el dato de 2019, la agricultura ecológica representa en la actualidad un 2,3% en el conjunto de la superficie arable europea.

No obstante se trata de un mercado, el de los productos de alimentación ecológica, al alza en los últimos años. Según los datos más recientes publicados por IFOAM relativos a 2018, este mercado ha superado por primera vez la cifra de los 100.000 millones de dólares en ventas en todo el mundo (97.000 M€). El líder mundial en este mercado es EEUU con 40.600 M€, seguido de cerca por la Unión Europea (UE) donde destacan Alemania (10.900 M€) y Francia (9.100 M€). El mercado de la alimentación ecológica crece a doble dígito y en Francia lo hizo al 15% en 2018. Suizos y daneses son los que más gastan en este tipo de productos (312 € por persona y año) mientras que en Dinamarca, este sector ostenta la mayor cuota de mercado con un 11,5% en el total de las ventas en alimentación del país.   

A nivel mundial, solamente el 1,5% de la tierra arable se cultiva en ecológico. Australia, Argentina y China son, por este orden, los países con mayor superficie agrícola en este sistema. Paradójicamente, los países con un mayor porcentaje de agricultura orgánica respecto al conjunto de su agricultura son europeos: Liechtenstein (38,5%) y Austria (24,7%).

La reducción de agroquímicos, en el centro del cambio que promueve la UE

La reacción inicial de los sindicatos agrarios y representantes del sector primario español ha sido contundente. Para los profesionales de la agricultura existe un desfase entre los objetivos propuestos, la realidad del campo y las medidas que se plantean para conseguirlos, tildadas de "poco realistas" por los propios agricultores que tienen que llevarlas a cabo en sus explotaciones. La CE confía en que será la próxima PAC la que contribuya en mayor medida a lograr los objetivos marcados, un factor determinante que plantea muchas dudas a día de hoy sobre todo por lo ajustado del presupuesto comunitario y el recorte de fondos que se ha planteado.

La reducción en el uso de insumos empleados actualmente en la actividad agrícola de forma generalizada, tales como fitosanitarios y fertilizantes químicos, es una de las medidas que más incertidumbre está llevando al sector agrario. Al mismo tiempo, la Estrategia alude a la necesidad de hacer más sostenible la producción vinculada a la ganadería, a la cual atribuye el 7% de las emisiones totales de GEI que se registran en la UE.

La CE cree que para conseguir mejorar la sostenibilidad en la cadena alimentaria, es necesario que agricultores y ganaderos -además de los profesionales de la pesca y acuicultores- aceleren los cambios en sus respectivos sistemas de producción. Se incide en la necesidad de "reducir y optimizar el uso de inputs", reconociendo la inversión en "activos profesionales y económicos" que conlleva esta política, una medida que en todo caso debería redundar en "un elevado retorno para los productores, gracias al valor añadido y la reducción de costes" que se conseguirían con estos cambios, según afirma la CE.

Principales medidas propuestas en la estrategia 'Farm to Fork' para asegurar una producción sostenible de alimentos en Europa:

  • Fomento de prácticas agrícolas beneficiosas para el secuestro de CO2.
  • Iniciativas vinculadas a la economía circular y las energías renovables.
  • Reducción de uso del 50% en los fitosanitarios considerados "más peligrosos" en el año 2030.
  • Promoción de la Gestión Integrada de Plagas.
  • Reducir las pérdidas de nutrientes en al menos un 50% y el uso de fertilizantes en al menos un 20% en 2030.
  • Establecer un Plan de Acción para la Gestión Integrada de Nutrientes en Agricultura y Ganadería.
  • Reducir al 50% la venta de productos antimicrobianos en el año 2030.
  • Revisión de la normativa sobre bienestar animal. Valorar la creación de etiquetado de cara al consumidor.
  • Medidas de control para evitar la entrada de patógenos importados que afecten a la sanidad vegetal en la UE.
  • Estudio para analizar el potencial de las nuevas técnicas de edición genómica para la obtención de nuevas variedades.
  • Plan de Acción para el fomento de la Agricultura Ecológica en la UE.
  • Desarrollo de una nueva PAC que apoye a los agricultores en el logro de los objetivos incluidos en el Pacto Verde.
  • Asegurar que los denominados eco-esquemas estén adaptados a cada país mediante los diferentes Planes Estratégicos. 
  • Implementación de la Directiva sobre prácticas comerciales desleales.
  • Fortalecer la presencia de los agricultores y ganaderos en la cadena de valor.
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Miguel Gutiérrez durante una jornada técnica de transferencia en cereal de invierno organizada por la Cooperativa de Zuera y el Gobierno de Aragón.

Los técnicos españoles ven necesaria una mayor inversión en innovación para afrontar el reto

Miguel Gutiérrez, Jefe de la Unidad Técnica de Cultivos Herbáceos del Centro de Transferencia Agroalimentaria Aragón (CTA) de Aragón, comparte los objetivos de la estrategia pero no las medidas para abordarlas al considerar que "no son nada claras". En su opinión, considera "hipócrita e incoherente" que sean los agricultores y ganaderos los que "carguen con la responsabilidad y el aumento de costes que supondrá el camino hacia un sistema alimentario más sostenible" tal y como plantea la UE.

‘De la Granja a la Mesa’ implica a todos los eslabones de la cadena, pero para el responsable del CTA de Aragón "pone el foco especialmente y con mayor contundencia en el primero y más débil, el sector primario". Asimismo aclara que "no podemos estar en desacuerdo con la reducción de inputs que se propone ni con la agricultura ecológica, pero como no se invierta en nuevas tecnologías, investigación y transferencia se va a desnudar completamente al sector".

Miguel Gutiérrez concluye diciendo que la innovación "requiere inversión y capital humano formado que lo acompañe. Si se desmonta el segundo Pilar de la PAC y se reducen las líneas de ayuda a la innovación y transferencia, dejaremos al sector primario completamente indefenso". En resumen, piensa que se trata de una estrategia "del todo inoportuna en estos momentos en los que nos encontramos".

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Miembros del grupo de Malherbologia de la UdL, realizando aplicaciones de herbicidas en parcelas experimentales. FOTO: UdL.

Por su parte, José María Montull, investigador de la ETSEA de la Universitat de Lleida y experto en el ámbito de la sanidad vegetal, estima que la apuesta por la agricultura ecológica que plantea la estrategia de la CE podría conllevar un “importante descenso en la productividad de cultivos como los cereales de invierno y el maíz, lo que supondría un encarecimiento de estas materias primas” y una mayor dependencia de los mercados exteriores.

En opinión de Montull, responsable del proyecto IPMWise, una herramienta de ayuda a la toma de decisiones diseñada para un control de malezas basado en la investigación de campo, la filosofía adecuada debería ser la optimización en la aplicación de inputs y no la prohibición. En muchos casos, apunta, "las condiciones de las parcelas no permiten ni siquiera reducir las dosis de fitosanitarios para tratar un determinado problema".

Asimismo, el investigador de la UdL se refiere a las consecuencias de optar por un cambio de prioridades en la eficacia de los tratamientos. Pone como ejemplo la medida puesta en marcha hace unos años en Dinamarca, basada en el cobro de una tasa elevada a los fitosanitarios con mayor impacto sobre el medio ambiente. "Se consiguió que aumentara el uso de productos más específicos y con menor impacto sobre el medio, pero a su vez generó la aparición de un serio problema de resistencias que obligó a revertir esta medida".

Además considera que, desde su experiencia, "muchas veces contamina más un pase de vertedera que un fitosanitario", en referencia a que también sería necesario incidir en aspectos relacionados con el manejo del suelo a la hora de plantearse objetivos relacionados con la emisión de GEI. En este caso, técnicas como la siembra directa podrían ser una de las estrategias a seguir para lograr la reducción del laboreo.

En cuanto a la limitación en el aporte de nutrientes como el Nitrógeno (N) que sugiere la CE en su plan, la consecuencia podría ser la pérdida de proteína en el grano de cultivos como el trigo panificable "cuya calidad se vería mermada", asegura Montull. Las aplicaciones tardías de N en cobertera, características en este tipo de trigo cultivado también en buena parte del norte de Europa, son una práctica que no tiene alternativa como ya se ha comprobado en países como Francia o Alemania.

En todo caso, cree que esta nueva política podría "reforzar" a la agricultura española "si conseguimos mantener la productividad con menos insumos". Para lograrlo, está convencido que la clave reside en el impulso a las nuevas tecnologías y en la aplicación efectiva de la agricultura digital, "unas herramientas que, si se incentiva su uso, pueden resultar muy beneficiosas para el sector en su conjunto".

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Emilio Gil, responsable del equipo español del proyecto europeo INNOSETA, una iniciativa centrada en las tecnologías de aplicación de fitosanitarios.

Como queda patente en la estrategia 'De la Granja a la Mesa', la digitalización y la agricultura de precisión son dos elementos claves que frecuentemente aparecen como protagonistas en diversas de las acciones que se proponen. Para el profesor Emilio Gil, Catedrático del Departamento de Ingeniería Agroalimentaria y Biotecnologia de la Universitat Politécnica de Catalunya, la actividad agraria en España "no es ajena a la era digital y tecnológicamente podemos decir que el sector está a la altura de cualquier otro, al menos en cuanto a disponibilidades y oportunidades. Otra cosa bien distinta es el grado de adopción de esas tecnologías por parte de los usuarios", matiza.

Emilio Gil, responsable del equipo español del proyecto europeo INNOSETA, una iniciativa de 15 socios internacionales centrada en las tecnologías de aplicación de fitosanitarios, inclyuendo la formación y el asesoramiento, explica que "como hemos podido demostrar tras un exhaustivo análisis llevado a cabo en el marco de este proyecto, existe todavía un gran hueco entre la disponibilidad de nuevas tecnologías en el sector agrario y su adopción por parte de los usuarios, siendo la magnitud del problema muy diferente en función del tipo de cultivo, el nivel formativo de los agricultores y las diferentes zonas de la UE".

Por tanto, para este experto es "evidente" que la tecnología va a jugar un papel "esencial y necesario" para la puesta en marcha de las diferentes propuestas establecidas en el programa Farm To Fork. Asimismo cree que para garantizar la adopción universal y adecuada de esas nuevas tecnologías "habrá que poner en marcha, en paralelo, adecuados programas de formación e información específicos para cada uno de los sectores".

Con respecto a la propuesta de reducción del uso de fitosanitarios y fertilizantes, Emilio Gil recuerda que "es algo que ya se planteó con la publicación de la Directiva Europea de Uso Sostenible hace ahora 11 años". A su juicio, durante este tiempo se han llevado a cabo "muchos trabajos de investigación y muchas acciones en colaboración con el sector privado que han demostrado que, combinando el uso de nuevas tecnologías con una adecuada formación y un buen sistema de información, esa reducción es posible".

El profesor de la UPC destaca proyectos como DOSAVIÑA, LIFE PERFECT, LIFE FITOVID, OPTIMA, o iniciativas como los Grupos Operativos financiados por el Ministerio de Agricultura como el proyecto GOPHYTOVID, que "demuestran claramente cómo podemos mantener la eficacia en la protección de nuestros cultivos con una reducción importante en el uso de productos fitosanitarios. Y todo ello fundamentado en la implementación de las nuevas tecnologías, la formación del profesional y la aplicación de las Buenas Prácticas Fitosanitarias".

En su opinión, España y su agricultura parten de una situación avanzada, "muy por delante de muchos países. Pero esto no es una carrera y lo importante es que todos lleguemos a la meta en las mismas condiciones y con los mismos resultados", concluye.